La pandemia y los días

Los egipcios usaban la aparición de la estrella Sirio sobre el horizonte para comenzar a contar los días y el año, que coincidía con las inundaciones del Nilo. Los mayas, usaron los ciclos de la Luna y el Sol para elaborar un calendario preciso, mientras que el calendario chino, los meses y los días estaban regidos por los ciclos lunares.

Mientras que el sistema sexagesimal tuvo su origen hace 5.000 años en la cultura sumeria. Según la teoría más aceptada, nuestro tiempo se rige por múltiplos de 60, porque a esta cultura le era fácil contar hasta 12 falanges usando una mano y hasta 60 con dos.

Estos aportes cosmológicos y otros no menos importantes, terminaron por establecer  la unidad internacional del tiempo: el segundo. En un día se contabilizan 86.400 segundos que dividen un día de 24 horas, cada hora son 60 minutos, y cada minuto 60 segundos. Bajo esta lógica temporal, el reloj de arena se ha constituido en el símbolo del tiempo como cronometrador preciso y matemático que contabiliza nuestras vidas.

Pero Stephen Hawking en su “Historia del Tiempo”, afirma que la teoría de la relatividad de Einstein llevó a abandonar la idea de que había un tiempo matemático absoluto. El físico teórico inglés expresó: “el tiempo se convirtió en un concepto más personal, relativo al observador que lo medía”.

Nada más cierta esta afirmación en los tiempos del coronavirus, porque en estos días se ha vivido la pandemia de un modo relativo según las personas  que lo padecen:

  • Como un forzado paréntesis en la vida, para meditar;
  • Días muertos, porque no se vislumbra horizonte alguno;
  • Días perdidos, porque no se ha podido hacer lo que se tenía planeado;
  • Días vaciados de horas y minutos, huecos, con un vacío existencial profundo;  
  • Momentos tristes, sin poder abrazar a los seres queridos;
  • Horas sin fin, para enfermos y trabajadores sanitarios;
  • Contra-reloj, para los investigadores que quieren encontrar la ansiada vacuna;
  • Minutos infinitos, para los niños y adultos que se hallan confinados en sus casas;
  • Sin un camino para llegar, para poder ser y llegar a un mundo abierto posible; y,
  • Con síntomas amnésicos, porque el maldito virus nos ha hecho olvidar hasta la dimensión del tiempo para contar los días, como lo hacían de un modo preciso nuestros ancestros culturales, los egipcios, mayas, chinos o sumerios.

Queridos amigos, me pueden ayudar a descubrir: ¿Qué día es hoy? ¿Es fin de semana? ¿Qué fecha llevamos?  ¡Muchas gracias!

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