- “A unas 30 pulgadas de mi nariz
- pasa la frontera de mi persona,
- y todo el aire intacto que entre ambas se interpone
- es pagus o heredad privada mía.
- Extranjero, a menos que yo, con ojos de alcoba
- te hagas señas amistosas,
- guárdate de cruzarla, con grosera osadía:
- no tengo arma de fuego, pero puedo escupir”.
- W.H. Auden. Poeta norteamericano de origen inglés.
La territorialidad es una noción básica en el estudio del comportamiento del mundo de los animales. Se define como aquel tipo de conducta por la que un organismo reclama para sí un área espacial determinada y la define frente a los miembros de su propio grupo o especie. Además, la territorialidad proporciona protección frente a los predadores, al mismo tiempo que deja expuestos a la predación a los individuos inhábiles o ineptos que son demasiado débiles para establecer y defender su territorio.
También los humanos poseen un sentido especial de la territorialidad, habiendo creado muchas maneras de defender lo que considera su propio locus, vecindad, casa, individualidad. Su territorialidad se evidencia a través de la percepción del espacio con sus receptores a distancia, los ojos y oídos; y los inmediatos, la nariz, piel y los músculos.
La proxemística es la disciplina que estudia la territorialidad y las distancias físicas en las diversas culturas.
Las distancias físicas cercanas en la vida de los humanos se clasifican de la siguiente manera:
- Íntima de fase próxima, que tiene lugar en los actos amorosos, los de lucha, consuelo y de protección o afecto;
- Íntima de fase remota, de 15 a 60 cm, que tiene lugar en los actos de amistad y de contacto fraterno; y,
- Personal, de 60 a 120 cm, que designa aquella que normalmente separa entre sí a los individuos de una misma cultura. Se la puede concebir formando una pequeña burbuja invisible protectora que la persona mantiene a su alrededor, interponiéndola entre ella y los demás.
Se debe tener presente que la sensación del espacio y las distancias físicas entre las personas, es una síntesis de muchas impresiones sensoriales humanas: visuales, auditivas, cenestésicas, olfativas y térmicas. Cada una de ellas, además de estar constituida por un sistema biológico complejo, viene moldeada por la cultura, a cuyos patrones responde.
Por ejemplo, las distancias físicas en el mundo latino difieren de los países del norte, tanto en su sentido, como en sus cualidades y dimensiones.
Los latinos establecemos las distancias físicas haciendo un uso intensivo de los sentidos del olfato y el tacto para utilizarlos en la edificación cotidiana de nuestra porosa burbuja corporal, que con generosidad determina quienes pueden entrar en contacto personal y separa a quienes no pueden trabar relación alguna.
En cambio, los norteamericanos y noreuropeos establecen las distancias físicas haciendo un uso intensivo de los sentidos de la vista y del oído para preservar su impermeable burbuja corporal. Estas culturas “ordenadas”, a diferencia de la “latina indisciplinada”, guardan escrupulosamente la distancia personal en el uso del espacio público.
El “distanciamiento social” de al menos 1.5 metros sugerido por los expertos en salud pública para frenar la pandemia, – “la burbuja del coronavirus”- , alterará de modo diferente la territorialidad y las distancias físicas cercanas de las diversas culturas. Tal vez, sea más duro cumplir este castigo impuesto por el coronavirus para las afables culturas latinas, que para las mesuradas norteamericanas y noreuropeas.
