La Casa Azul

Su nombre se debe al color de la carpintería de madera utilizado en los trabajos de intervención.

La Casa Azul podría ser catalogada en el estilo “cuencano antiguo republicano” de inicios del siglo 20 porque su fachada no presenta la ornamentación de otras edificaciones suntuosas de rasgos afrancesados de las décadas siguientes.

Su lenguaje exterior es sencillo y de un solo plano que marca la directriz horizontal antes que la vertical. No existen frisos, cornisas, ni enmarcamientos en puertas y en ventanas. Es importante destacar la distribución racional de los vanos y macizos de la fachada. Por este motivo se advierte un delicado equilibrio entre planos opacos y superficies transparentes.

Sobresalen del plano de la pared frontal únicamente los cuatro balcones del segundo piso, que corresponden a igual número de puertas de los ambientes principales.

El estilo “cuencano antiguo republicano” no pretende tampoco condiciones de monumentalidad. Su escala no pasa en general de los dos pisos. El tratamiento del alero curvo con alma de carrizo y enlucido con barro, sin la presencia de canecillos, es una pista constructiva para inventariar las pocas casas republicanas más antiguas de Cuenca.

Las crujías con paredes soportantes de adobe en torno a los dos patios organizan el espacio de la vivienda. Se ingresa a través de un zaguán ubicado casi al centro, con suelo ligeramente inclinado y cubierto de piedra y huesos dispuestos en forma geométrica, escoltado por tiendas que dan a la calle hasta llegar al primer patio. A continuación, y siguiendo el mismo eje central de distribución, se llega al segundo. Ambos patios están rodeados de ambientes de dos plantas. Para llegar al segundo piso se debe subir por una grada lateral con peldaños amplios,  acogedores, ubicada al lado izquierdo del acceso.

La distribución generada por un eje longitudinal  que atraviesa la geometría rectangular es propia de la arquitectura andaluza. El primer patio de este modo se convierte en el centro de la casa porque desde aquí se organiza la arquitectura captando la luz para regarla a todos los ambientes.

Al seccionar el espacio en forma transversal por uno de los patios se obtiene la silueta de la casa española: las cubiertas de teja tradicional resueltas hacia adentro, para que a través de ellas se recoja el agua que cae del cielo, llevándola a la pileta que ornamenta el patio; los ambientes dispuestos lateralmente y con poca profundidad y los corredores en las dos plantas que rodean el espacio y sirven de conectores a los cuartos. 

La casa está ubicada con frente a la calle Gran Colombia en el centro de la ciudad y da cara a la plazoleta de Santo Domingo. Este lugar, que es el atrio del templo, otorga al entorno inmediato una abertura generosa para múltiples perspectivas. Una de ellas se dirige  precisamente a la Casa Azul. Y desde dentro de la casa, en esta ocasión ensayando un juego de miradas hacia el exterior, por el techo transparente del primer patio, se observan las imponentes torres coronadas por las cúpulas de sabor oriental de la iglesia.

El estilo “cuencano antiguo republicano” es sencillo, esencial, preciso, sobrio, claro y también modesto. Y es justamente esta modestia y la falta de pretensión lo que lo hace auténtico. La Casa Azul lo evidencia con certeza y rotundidad.

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