Paulo Mendes da Rocha y «la imprevisivilidad de la vida»

En una entrevista citó un pensamiento de la filósofa alemana Hannah Arendt: “No nacimos para morir, nacimos para seguir”. Este 23 de mayo falleció a los 92 años el último gigante de la arquitectura brasileña.

Se graduó como arquitecto y muy pronto se le confió la Dirección de la Escuela Politécnica de Sao Paulo. No pudo trabajar, al igual que a otros compañeros, en el régimen militar en 1969 y al término de la dictadura se reincorporó a la cátedra y enseñó hasta 1988 para jubilarse obligatoriamente a los 70 años.

Paulo Mendes da Rocha fue el segundo brasilero en recibir el Premio  Pritzker (2006) después de Oscar Niemeyer (1988). También fue condecorado con los premios Mies van der Rohe para América Latina, León de Oro de Venecia, Imperial de Japón y la Medalla de Oro del Real Instituto de Arquitectos Británicos.

La Escuela Paulista, encabezada por la figura de Jao Batista Vilanova Artigas, se distinguió por la promoción de una arquitectura “cruda, limpia y clara”, de cierta manera influenciada por los ideales estéticos del Brutalismo europeo. Las propuestas formales permitían la inmediata aprehensión del espacio por parte de los usuarios, los ideales de economía y síntesis espacial expuestos en sus elementos expresivos dentro de un raciocinio que se acordó llamar “verdad estructural” de la arquitectura.

Las dos legendarias arquitecturas de Brasil, la Carioca y la Paulista, hablan del lugar y casi de la geografía. Frente a la sensualidad, la expresividad y las curvas que caracterizaron a Oscar Niemeyer, la Paulista con Mendes da Rocha defendía la relación con la gente, el marco para la vida, la fuerza del hormigón con austeridad expresiva y también la necesidad de que la frondosa vegetación conviviera, arropara y sombreara el cuerpo arquitectónico expuesto, desnudo, a los rigores de la intemperie.

Marxista convencido como Niemeyer escribió contra las urbanizaciones privadas: “¿Privadas para qué? Es privada porque es privativa, les pertenece solo a ellos…”

Su trabajo se concentró en Sao Paulo. Por citar algunos pocos ejemplos: el Gimnasio del Clube Atlético Paulistano, el Estadio del club Atlético Paulistano, el Museo de Arte de Campinas, la renovación de la Estación da Luz , el Museo de la Lengua Portuguesa, el Centro Cultural FIESP, la Tienda de Muebles FORMA y el Museo de Escultura de Brasil. De su autoría también son el Museo Nacional de Entrenadores en Lisboa, el pabellón que representó a su país en la Exposición Universal de Osaka y el nuevo plan para la ciudad de Vigo consagrada recientemente como “la mejor ciudad de España con mejor calidad de vida”.

Se inspiró en la arquitectura orgánica escandinava (Alvar Aalto, Kay Fisker) procurando denotar la funcionalidad y entender que es la relación con el lugar, y no con las ideas, lo que arraiga y mantiene vivo un edificio.  Su propia casa (1964), rotundamente austera, maravillosamente iluminada y amorosamente sombreada por la vegetación, mantiene una fuerte relación telúrica. El arquitecto cree que el dominio del sitio, – sea a través del cambio de topografía, de su completa redefinición o de una mera acción sobre los flujos de circulación del entorno -, es un elemento fundamental en la expresión del dominio y de la integración del hombre sobre y con la naturaleza. Según sus propias palabras, la primera y primordial arquitectura es la geografía.

También tuvo influencias de otros maestros de la “Arquitectura Moderna”: los detalles constructivos rigurosamente estudiados (Mies van der Rohe), el hormigón visto aliado de las grandes luces para relacionar al usuario con el espacio a veces de manera íntima y otras monumental (Le Corbusier) y la búsqueda de espacios incentivadores de la convivencia humana dentro de un proyecto de ciudad y de sociedad  (Levi, Aalto). Mendes es reconocido como un legítimo maestro porque lidia poéticamente con todos esos lenguajes.

Diseñó durante seis décadas con una profunda comprensión del espacio y la realización de una arquitectura con la que modifica el paisaje y se esfuerza en resolver las necesidades humanas, sociales y estéticas.

En una de sus últimas entrevistas manifestó que el objetivo de la arquitectura no solo es alcanzar un carácter funcional en donde la gente se comporte de una determinada manera. Declaró que el espacio arquitectónico debe apoyar sin condiciones la “imprevisibilidad de la vida”.

Me atrevo a parafrasear la cita de la filósofa Hannah Arendt: nuestro arquitecto no nació para morir sino para seguir. Porque su obra y legado intelectual seguirán como ejemplo para futuras generaciones ya que su herencia no morirá.  

Referencias:

  • EL PAIS; Anatxu Zabalbeascoa, “Muere el arquitecto brasileño Paulo Mendes da Rocha a los 92 años”, 23-05-2021.
  • Ibíd.; Rodolfo Borges, “Muere Paulo Mendes da Rocha, el arquitecto que amparó la imprevisibilidad de la vida”, 23-05-2021.
  • Barchitects; “La cara de los Premios Pritzker: Mendes da Rocha”, 13-11-2015.
  • Desise Chini; “Paulo Mendes Da Rocha: entre la idea y la experiencia. Premio Pritzker 2006”, 06-2006.
  • EL DIARIO VASCO; Mila Trenas, “El brasileño Mendes da Rocha gana el premio Pritzker de Arquitectura 2006”, 10-04-2006.
  • Varias páginas de Internet.
  • La imagen que acompaña al texto corresponde a la casa Mendes da Rocha, Sao Paulo, 1964.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar