Uno de los rasgos de nuestra época es la banalización de la historia o su olvido. Por esta razón es necesario hacer historia, recordar qué es y qué no un momento relevante.
Un momento relevante lo entendemos como el surgimiento de un nuevo horizonte de significado.
¿Se puede olvidar un momento relevante? Sí y no. Sí, cuando no existe memoria, como sucede en el actual mundo globalizado de dictadura del presente infinito. No, cuando existe el deseo de cambio, de surgimiento de algo nuevo, de un momento relevante.
El texto que presentamos es un breve relato de 5 momentos académicos relevantes y de otros ámbitos de la enseñanza de la arquitectura que han escrito una historia académica de respeto en el contexto regional y nacional.
Las fuentes primarias provenientes de actas, fuentes documentales y testimonios orales han sido la materia prima para relatar esta historia.
Momento 1: La creación de la Escuela y la Facultad de Arquitectura.
Hasta la primera mitad del siglo 20 las edificaciones eran concebidas predominantemente por hábiles artesanos. A partir de los años 50 y 60, “la arquitectura moderna de las línea rectas” era pensada por ingenieros, pero hacían falta arquitectos para contribuir al “progreso de la ciudad”. Esta carencia fue solventada por la Universidad.
La historia se inicia el 20 de Septiembre de 1939. En la sesión del Consejo Universitario presidido por el Rector, Doctor Octavio Díaz, se anuncia que la Cámara de Diputados aprobará este día la creación de la Facultad de Ciencias por gestiones realizadas por el Decano de la Facultad de Medicina, Doctor Honorato Loyola.
El 10 de Octubre del mismo año, 1939, el Consejo Universitario resuelve declarar organizada la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas con 5 escuelas: Agrimensura, Arquitectura, Ingeniería Civil, Minas y Química Industrial. Sólo las Escuelas de Ingeniería Civil y Minas iniciaron sus labores docentes.
En 1957 el Arq. Jorge Roura Cevallos, – funcionario municipal en aquel tiempo -, fue llamado por la Escuela de Ingeniería Civil como profesor de la materia de Arquitectura. Esta asignatura despertó el interés de los estudiantes para organizar un cursillo vocacional del que surgió la decisión de implementar la Escuela de Arquitectura. El Consejo Universitario, el 17 de Junio de 1958, presidido por el Rector, Dr. Carlos Cueva Tamariz, y luego de oír la exposición del Decano de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Ing. Daniel Palacios Izquierdo, decide aprobar la organización de la Escuela bajo la dirección del Arq. Roura Cevallos. En el mes de Octubre de este año se da inicio a las clases con 100 alumnos.
El 28 de Noviembre de 1961 el Consejo Universitario aprueba la solicitud del Decano de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Ing. Marco Tulio Erazo, para que la Escuela de Arquitectura adquiera la categoría de Facultad. El 22 de Febrero del siguiente año se elige Decano al Arq. Roura Cevallos; Subdecano, Arq. César Burbano; Primer Vocal, Arq. Gastón Ramírez; Segundo Vocal, Ing. Raúl Carrasco; y Secretario, Dr. Leonardo Cordero.
Momento 2: La búsqueda incesante de una “arquitectura moderna apropiada”.
Desde 1961 hasta 1982 hubo un cúmulo de planes de estudio influenciados por las obras de los grandes maestros de Europa y EEUU y luego por las tendencias regionalistas de América Latina. Influencias y tendencias que tuvieron eco en la enseñanza a través de la cátedra de “Proyectos”. Se inició de este modo la búsqueda incesante de una “arquitectura moderna apropiada”, – mal llamada “arquitectura cuencana” -, que supere no sólo las tradiciones vernáculas sino también la arquitectura puritana de las “líneas rectas de los ingenieros”.
Estas propuestas tuvieron, también, influencia en nuestra propia casa: monumentalidad enigmática, construcción reflexiva de los espacios, materialidad y luz, simpleza y pulcritud del hormigón visto y del bermejo ladrillo artesanal acentúan su carácter monolítico, – son las cualidades del edificio de nuestra Facultad -. Fue diseñado por un epígono de Louis Kahn, Álvaro Malo Cordero, uno de los primeros y brillantes graduados. Por su valor fue inscrito, en el 2012, en la Lista de Patrimonio Arquitectónico Moderno del Estado Ecuatoriano.
En concordancia con las demandas local y regional, el plan de estudios de 1982 ofertó el itinerario académico de dos opciones: Planificación Urbana y Proyecto Arquitectónico.
Momento 3: La arquitectura es un producto cultural portador y generador de sentido.
Con el advenimiento de un nuevo milenio y en medio de las vicisitudes de la globalización, una misma esperanza rondó América Latina e insistió que otro mundo era posible.
El plan de estudios del 2001 comprendió que el significado de la arquitectura estaba mediado por sus contextos específicos y que se modela mediante representaciones que forman parte de las estructuras culturales en las que se inscriben.
La pregunta central fue: ¿qué tipo de saberes son los que debe adquirir un estudiante de arquitectura? La respuesta, teniendo como fundamento el modelo educativo adoptado, fue la siguiente: primero, saber proyectar para ordenar, intuir y sintetizar; segundo, saber construir para resolver problemas; tercero, saber pensar para teorizar; y cuarto, saber representar para mirar, analizar, comparar e imaginar.
La inscripción del Centro Histórico de Cuenca en la Lista de Patrimonio Mundial el 1 de Diciembre de 1999 motivó a la Facultad ofrecer la Opción de Restauración Arquitectónica.
Momento 4: La era del “espacio de los flujos” que uniformiza culturas y pulveriza tiempos.
La arquitectura tiene dos importantes vías: o construye obras exponiendo su lógica de la cultura de la navegación electrónica, encerrando a la arquitectura en una abstracción ahistórica formal del “espacio de los flujos”, o se arraiga en los lugares y, de este modo, en la cultura y en la gente. La enseñanza de la arquitectura con la dirección de la segunda lleva a pensar estos tópicos: la planificación sustentable, la cultura, el hábitat, el “derecho a la ciudad”, y el “espacio de los lugares”.
Es necesario, también, advertir que la historia de la arquitectura latinoamericana siempre fue vista a través de un filtro ajeno, occidentalizado, por lo que merece ser pensada sobre los procesos de hibridación que finalmente manifiestan lo que somos: una pluricultura multiétnica con una potencia geográfica y una historia cultural inigualables.
En este contexto el plan de estudios del 2013 contempló una estructura y organización curricular por etapas de formación, contenidos tópicos y sílabos de las asignaturas.
Momento 5: La arquitectura dispone de una epistemología propia.
Alejandro Aravena, arquitecto chileno y ganador del premio Pritzker (2016), afirma:
“Si se logra entender que los problemas de los que la arquitectura tendría que ocuparse son aquellos que le importan a la sociedad, la manera de contribuir es desde ese cuerpo de conocimientos específicos. Es decir, traducir las fuerzas en juego a ´forma´ que finalmente es lo que los arquitectos sabemos hacer”.
Por las hendijas de la feliz proposición académica de Aravena se propagan dos haces de luces conceptuales: la pertinencia y la epistemología, dos ejes básicos que sustentan el modelo académico del plan de estudios actualizado y vigente desde 2019. La pertinencia, basada en la experiencia cognitiva de los estudiantes que aprenden a través de la docencia asistida, la experimentación y el aprendizaje autónomo.
Y la epistemología porque la forma arquitectónica se configura con un cuerpo de conocimientos, los saberes de la arquitectura, que guían el diseño del último mapa curricular.
Y con este diseño se están formando 806 estudiantes, de los cuales el 47 % son mujeres y el 53 % hombres, bajo la guía de una planta docente altamente cualificada.
Otros ámbitos de la enseñanza presentes en la historia de la Facultad.
Citaremos solo los más destacados:
Vinculación con la sociedad:
- El Simposio Nacional de Desarrollo Urbano y Planificación Territorial, desde 1980 hasta la 12° edición del 2020, es el foro académico y democrático de mayor jerarquía nacional para la discusión de los hechos urbano-regionales del País.
- Los estudios de planificación urbana, arquitectónicos, restauración y tecnología con especial incidencia en los sectores sociales necesitados, fortalecen las relaciones con el sector público, especialmente con los GAD de la región.
- El Proyecto “Ciudad Patrimonio Mundial”, desde 2007, es parte del programa de investigación de la Universidad con el proyecto del VLIR-USO de Bélgica, que contiene un enfoque hacia la gestión del patrimonio, el paisaje y el aprovechamiento inteligente de sus potencialidades como recursos para el desarrollo.
Investigación:
- La investigación con grupos académicos interdisciplinarios es una práctica común.
- CINA, Centro de Investigaciones de la Arquitectura, creado en 2011, cuenta con líneas y grupos de investigación y proyectos financiados.
- Publicaciones, libros, revistas, ponencias en revistas nacionales e internacionales, además de premios recibidos son la evidencia del desempeño investigativo.
Posgrados:
- Desde 2003 se ha consolidado el espacio de posgrados con 6 maestrías: conservación de monumentos y sitios, arquitectura del paisaje, proyectos arquitectónicos, construcciones, ordenación territorial y arquitectura bioclimática. Los programas suman 20 cohortes con más de 500 estudiantes y una tasa de titulación mayor al 80%.
Desafíos para el futuro.
Ayer, con instrumentos de la era analógica: tablas de logaritmos y regla de cálculo (*), mesa de dibujo, – con regla T, paralela y a lo sumo tecnígrafo -, tiralíneas y rapidógrafo. Hoy, con instrumentos de la era de la información: computador, Internet de las cosas, CADs, modelo BIM, inteligencia artificial, impresiones y construcciones 3D, realidad virtual y aumentada…
El número de alumnos graduados, desde la lejana era analógica hasta la presente digital, llega a 2430 arquitectos (68.6% hombres y 31.4% mujeres). El primer arquitecto, Hugo Castillo Marín, se incorporó el 16 de julio de 1965 (hace 56 años, 3 meses y 13 días); la primera arquitecta, Lupita Ibarra, el 24 de abril de 1970 (hace 51 años, 6 meses, 5 días); y la última arquitecta, Gabriela Estefanía Gonzales Capón se graduó el día de hoy.
En los tiempos que nos ha tocado vivir en los que la naturaleza y el hombre están imbricados, el desafío de la enseñanza de la arquitectura debe contener principios filosóficos que guíen su pensamiento y acción:
- Comprender que los instrumentos para aprender arquitectura son sólo eso: instrumentos. Utensilios que ayudan a realizar las tareas;
- Comprender que educar no es llenar, sino encender, iluminar;
- Que educar es favorecer la adicción al gozo intelectual; y,
- Que enseñar es más difícil que aprender porque el auténtico profesor lo único que enseña es el arte de aprender.
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(*) A los colegas jóvenes arquitectos que no manejaron las tablas de logaritmos y / o las reglas de cálculo basadas en los mismos principios, que, con la eclosión de las calculadoras electrónicas y los ordenadores, han pasado a convertirse en piezas de museo, como el ábaco de Napier o la regla de cálculo Aristo, bien valdría esta explicación:
- El logaritmo de un número n es la potencia p a la que hay que elevar otro número b llamado base para obtener dicho número n.
- La utilidad de los logaritmos consiste en que permiten convertir los productos en sumas, los cocientes en restas, las potencias en productos y las raíces en divisiones. Se simplifican los cálculos que conllevan largas operaciones con números grandes.

