La obsesión arquitectónica de religiones, estados, reyes, dictadores, presidentes, magnates y otros personajes poderosos la han convertido en una representación del poder y en un arma propagandística para alimentar su ego y dejar marcas indelebles en el tiempo. Octavio Paz pronunció esta frase muy apreciada por los arquitectos: “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia”.
Mis amables e inteligentes lectores me van a permitir bajar de las alturas teóricas y aterrizar en las anécdotas que ilustran con claridad la interrelación entre arquitectura y poder.
Primera: Cuenta la leyenda que la ciudad griega de Caria, ciudad del Peloponeso, famosa por la belleza de sus mujeres, se coligó con los persas enemigos de todos los pueblos griegos durante la II Guerra Médica. Como castigo, los griegos vencedores tomaron y arrasaron la ciudad, pasaron a cuchillo a los hombres y se llevaron como botín de guerra a sus mujeres. Esclavizadas y humilladas con el espectáculo de su eterna servidumbre, debieron soportar una dura y pesada carga para expiar la culpa de su ciudad: sostener los arquitrabes de los templos. Las cariátides más famosas, en substitución de las columnas, representando mujeres ataviadas con manto y ropaje hasta los pies, son las del templo jónico Erecteón de la Acrópolis de Atenas, esculpidas por Alcamenes, discípulo de Fidias.
Segunda: El estilo Barroco recogió el guante del Manierismo, que había roto con la pureza del clasicismo renacentista para hacer de la exageración, la expresión, lo curvilíneo, las luces y sombras, el drama, su lenguaje.
La iglesia Madre Jesuita, El Gesú, consagrada en 1584 que fue construida por Vignola y otros arquitectos en un lugar estratégico de Roma, es la expresión arquitectónica de las exigencias de la Contrareforma impulsada por el Concilio de Trento. Su planta longitudinal, con una sola nave, tipo aula, y pequeñas capillas laterales, que evoca la basílica clásica, recrea el espacio interior para que el mayor número de fieles sean proyectados con el cuerpo al fondo de la iglesia para participar de modo directo y pedagógico con la Palabra. De esta manera el espacio interior puede calificarse de liberación espacial y mental de las normas de los tratadistas, de la geometría elemental, lo estático, la simetría y de la antítesis entre los espacios interior y exterior.
El paradigma barroco jesuita traspasó fronteras en muchas cortes europeas y luego, con ciertos rasgos específicos, se instaló en América. La iglesia de la Compañía de Jesús de Quito, terminada en el año de 1765, considerada como una de las más importantes expresiones de la arquitectura en el continente, obedece a este tipo arquitectónico.
Tercera: El presidente de Bacardi encargó la sede de la compañía a Mies van der Rohe después de que la empresa dejara Cuba tras la revolución de 1959. El afamado arquitecto había diseñado el Pabellón de Alemania en Barcelona en 1929, considerado por la crítica como su obra maestra; dirigido la Bauhaus, la escuela alemana que fundó las bases del diseño moderno; y construido la ‘Casa Farnsworth’, la vivienda más prestigiosa del siglo 20 y sin embargo inhabitable.
Las oficinas de la compañía en México es su único edificio construido en Latinoamérica. Se trata de un proyecto en dos plantas hecho de acero, vidrio y mármol travertino mexicano. Un espacio inmaculado, limpio y geométrico, que pide silencio y distancia, para buscar expandir internacionalmente la marca del reconocido y muy sabroso licor.
Cuarta: Construir rascacielos ha sido el destino de la arrogancia humana. Hoy se sabe que, de no ser por el colapso del mercado inmobiliario en Arabia Saudita, ya se hubiese hecho realidad la terminación de la Kihgdom Tower de Yeda rebasando el babélico kilómetro de altura para convertirse en la estructura humana más alta del planeta. Mil metros, la distancia que separa el eje urbano de Cuenca desde el Puente del Centenario hasta la Iglesia de la Virgen de Bronce. Un andinista de alto nivel necesitaría varias horas para trepar a la cúspide de un muro vertical de esa longitud; en cambio El Hombre Araña, con la agilidad y flexibilidad sobrehumana y su sentido arácnido ultra desarrollado, podría sortear esa altura de vértigo solo en pocos minutos.
Las Torres Gemelas fueron inauguradas en 1973 como un complejo dedicado a ser el centro financiero del mundo. Tenían 110 pisos y su mástil coronaba una altura simbólica de 1776 pies (541 metros), aludiendo así al año de la firma de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Su derrumbe causado por el atentado terrorista supuso un golpe mortal al prestigio del modo de vida americano.
El arquitecto británico Peter Cook ha manifestado que proyectos de esa naturaleza nacen por la vieja pulsión de explorar nuestros límites, algo que ya está en el mito fundacional judío cristiano de la Torre de Babel, uno de los edificios históricos más enigmáticos hasta el día de hoy, que representa el pecado de la soberbia y la creación de las diferentes lenguas que se dispersaron por toda la Tierra. Se levantan estos edificios, remarca Cook, igualmente en el siglo 21, por la competencia entre los arquitectos posmodernos de élite al servicio de economías emergentes o de las satrapías petroleras del Medio Oriente y regímenes asiáticos.
Estados Unidos lideró en la primera mitad del siglo 20 esta carrera inmobiliaria con los ascensores y la ingeniería del acero, levantando sus icónicos rascacielos, como el edificio Chrysler, en 1930, obra maestra art decó, con 77 pisos de altura, que se convirtió en la estructura más alta del mundo. Pero ahora China, Malasia, Emiratos Árabes, Catar o Dubái, son los que con más denuedo compiten en la estratosférica liga de los 1000 metros y también en los puentes más largos del mundo. La torre Burj Khalifa e Dubai, mide ‘apenas’ 828 metros; la torre Shanghái 632 y la Abraj Al Bait, de La Meca, 601 metros.
Quinta: Frente a la playa Brava de Punta del Este, Uruguay, se construyó una torre circular de 20 pisos que se diferencia de las vecinas. En el frente, mirando hacia el Atlántico, cinco letras doradas de unos 5 metros de alto forman la palabra Trump. El edifico tiene un costo promedio de 5.500 dólares por metro, que sumados los dos pent-house de 8 millones cada uno, el negocio redondo alcanza a 192 millones de dólares. Los residentes reciben grandes dosis del estilo ultra exclusivo residencial Trump Corporation: servicios repartidos en cuatro subsuelos, helipuerto, cancha de tenis cubierta, dos piscinas, aire acondicionado central y más comodidades.
Es la arquitectura supermoderna relacionada con el proceso de globalización. Una arquitectura que prioriza la experiencia sensorial del espacio y la gran escala. En una era en la que nadie se sorprende ya de nada, lo deseable es satisfacer los estímulos más fuertes para despertar los sentidos, las sensaciones extremas que se manifiestan a través del poderío de los volúmenes esculturales de los edificios.
Georges Bataille en un texto titulado Arquitectura escribió: “La arquitectura es la expresión del ser mismo de las sociedades, de la misma manera como la fisonomía humana es la expresión del ser de los individuos. Sin embargo, es sobre todo la fisonomía de los personajes oficiales (…) a la que se debe referir esta comparación. En efecto, sólo el ser ideal de la sociedad, aquél que ordena y prohíbe con autoridad, se expresa en las composiciones arquitectónicas propiamente dichas”.
Referencias:
- Algunas precisiones históricas y de estilo corresponden a Olga Jaramillo Medina.
- MaléficaReturs, @AliciaMimundo, 21-08-2022.
- Miquel Echarri, El País; “El imparable ascenso de los edificios de madera: un ahorro equivalente a retirar 2100 automóviles de la circulación”, 17-08-2022.
- Constanza Lambertucci, El País; “Dentro del único edificio de Mies van der Rohe en Latinoamérica”, 14-08-2022.
- Alejandro Hernández Gálvez, Arquine; “El poder de la arquitectura”, 2-09-2019.
- Cipriano García Hidalgo; “El Barroco del Poder: arquitectura y urbanismo al servicio de papas y reyes”, 7-12-2018.
- Lonely Planet, El País; “Los rascacielos más bellos de Nueva York”, 21-2-2017.
- Carlos Jaramillo Medina; “El espacio arquitectónico en el bucle del tiempo”, 2010.
- Fernando Chueca Goitia; “Breve historia del urbanismo”, 1979.
- Marco Lucio Vitruvio; “Los Diez Libros de Arquitectura”, 1970.
- Bruno Zevi; “Saber ver la arquitectura”, 1951.

