Un Señor Alcalde de Cuenca

Asumió la Alcaldía de Cuenca, respaldado por el voto popular, desde el 15 de septiembre de 1978 hasta el 14 de abril de 1984. 

Anteriormente había cumplido las funciones de legislador de la República, Prefecto y Gobernador del Azuay. Continuó en la docencia universitaria con la cátedra de Filosofía del Derecho, clases que las dictaba de 7 a 8 de la mañana “para no interferir con mis labores de burgomaestre”, como el mismo lo repetía, medio en serio, medio en broma, por su innata vocación de maestro.

Y por esta razón, porque no se puede explicar de otra manera, sus discursos de orden en las sesiones del Concejo Cantonal se convertían en cátedras magistrales abiertas de historia de  Cuenca y de cómo debe ser administrada con moral y ética una ciudad.           

Le tocó gobernar la ciudad en el devenir de la cotidianidad del “boom petrolero”. En los primeros años de la década del 70 se había derruido una parte del patrimonio arquitectónico del Centro Histórico para ser sustituido con edificios modernos. El resultado de esta actuación edilicia especulativa fue la de una arquitectura bastarda, descontextualizada y de ninguna significación.

Para preservar la ciudad heredada de la vorágine de los entontecidos por el dinero que derruían sus casas tradicionales para reemplazarlas por armatostes de hormigón armado obtuvo del Estado, en 1982, la Declaración del Centro Histórico como Patrimonio Cultural de la Nación. Y al año siguiente rubricó la promulgación de la Ordenanza para su gestión y conservación.

Después, en diciembre de 1999, desde Marruecos, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO reconocía el extraordinario valor de la Cuenca de los Andes y la declaraba Patrimonio de la Humanidad.

“Con la profunda satisfacción que trae la culminación de un empeño, ponemos hoy a consideración de la ciudadanía, una breve reseña del estudio del Plan del Área Metropolitana (…) obra con la cual pretendemos encausar el desarrollo de la ciudad en forma armónica, hasta el año 2000…”. Con estas palabras el Señor Alcalde entregaba a Cuenca, en la Sesión Solemne del Cabildo del 12 de abril de 1982, el primer plan integral para el área urbana y de influencia inmediata realizado por un equipo interdisciplinario que abordaba una propuesta constituida por un conjunto de componentes que se entrelazan entre sí: el Plan Integral, Programas y Proyectos y un Catastro Urbano de carácter multifinalitario.

El primer plan regulador había sido elaborado en 1947 en la alcaldía de Luis Moreno Mora, y el segundo, en 1971, en la de Alejandro Serrano Aguilar.

La entrega a Cuenca y al País, en 1982, con la invaluable ayuda del Banco Central, del Museo de Arte Moderno en el tradicional barrio de San Sebastián, fue la concreción arquitectónica restaurada de su amor por la cultura. Pero, además, no faltaron las innumerables obras y equipamientos urbanos que favorecieron especialmente a los barrios periféricos de la ciudad.

La forma de la ciudad es la forma de los tiempos y Cuenca tiene varias persistencias y formas que se han venido haciendo por el ser y la historia, por el tiempo y la memoria. Según Spengler, “lo que distingue la ciudad de la aldea no es la extensión, no es el tamaño, sino la presencia de un alma ciudadana…”

Pedro Córdova Álvarez contribuyó para que ese milagro siga latiendo en el alma morlaca de nuestra ciudad. Fue un Señor Alcalde: Paz en su tumba, 30 de agosto de 2022.       

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