Las praderas de Canadá

La forma de las praderas desafía a la razón y a la imaginación del hombre andino que ha vivido rodeado de inmensas montañas. Esta forma terrestre de “espacio liso”, horizonte infinito, sin límite, ni contorno, ni centro, dibuja un hábitat con un silencioso ecosistema de imágenes evocadoras.

Nos preguntamos: ¿Por qué la Tierra tomó su actual forma de mesa de billar y qué será de ella en el futuro? ¿Cómo la Tectónica, – siguiendo al poeta portugués Fernando Pessoa -, en lo relativo a la deformación de la corteza terrestre y las fuerzas involucradas y las formas resultantes esculpieron esta estética telúrica tan especial?

Las praderas limitan con las montañas Rocosas al oeste, el bosque boreal al norte, el bosque de madera dura al oriente y el límite de los Estados Unidos por el sur. Desde su colonización por inmigrantes no indígenas durante los 1800s, la mayor parte de los suelos morenos y negros sedimentarios han sido arados para la producción de cultivos de ciclo corto debido a la duración del riguroso invierno.

Las praderas son biomas, es decir, conjuntos de ecosistemas en los que predominan los terrenos llanos cubiertos de pastizales y hierbas del tipo gramíneas. Están configuradas por parcelas perfectamente regulares que vistas desde el aire se asemejan a un inconmensurable patchwork, un mosaico de varios colores que se pierde en lontananza. 

Constituyen un vasto territorio que se extiende a lo largo de las provincias de Alberta, Saskatchewan y Manitoba con una extensión cercana a los 2 millones de Km2. Después del retroceso de la capa de hielo Laurentide, hace 12000 a 14000 años, el carácter de las praderas fue influido por aridez, incendio y por el impacto de herbívoros grandes, especialmente por el bisonte americano. Las comunidades de vegetación que se han desarrollado están adaptadas a los ritmos y procesos que definió este paisaje precolonial.       

Pero la geografía no es solo un territorio esperando ser proyectado y subdividido como recurso a ser desarrollado. Es también un campo de fuerzas cuyos vectores esperan ser vivenciados, dados sentido, donde el hombre se convierta en una suerte de fuerza geológica para formar parte de la Naturaleza. Spinoza, Naess y Deleuze nos han abierto a la noción de que el ser humano es también Naturaleza y que puede construir un mapa del cuerpo que permita comprender esta unidad y los modos de variación de esa unidad.  

Debido a los grandes procesos de glaciación Canadá tiene más de 2 millones de lagos y su territorio está surcado por innumerables ríos. El agua es la sangre azul para regar las praderas. La cuenca de la bahía de Hudson, que se extiende a lo largo de un tercio de la superficie del país, cumple un rol trascendente en la lucha contra las sequias y para la producción de energía hidroeléctrica, especialmente en Manitoba y el norte de Quebec y Ontario. 

Evocando a Abbey podríamos decir: agua, agua, agua… No hay escasez de agua en ninguna parte, sino la cantidad suficiente, la razón perfecta de agua para la roca, de agua para los bosques de alisos, pinos blancos, cedros y arces rojos (árbol emblema de Canadá con la hoja de 11 puntas representada en su bandera), de agua para las coloridas praderas de productos agrícolas como el lino, avena, trigo, maíz, cebada, remolacha y centeno, que son tan distintas de cualquier otra parte de la Tierra.

La Geografía Humana cuenta que el 70% de la población total (40 millones) vive al sur del paralelo 49 y el 60% son vecinos de los Grandes Lagos y el Río San Lorenzo, limitante con Estados Unidos. Y que la población aborigen (cercana a los 2 millones) constituida por los primeros pobladores, Inuit (esquimal en desuso que se considera despectivo) y Métis (mestizos descendidos de uniones entre primeros pobladores y colonizadores franceses), viven en las 10 provincias y en los 3 territorios que conforman Canadá. La ciudad de Winnipeg, capital de la provincia de Manitoba, tiene el mayor porcentaje de población indígena.     

Quizá, las imágenes más evocadoras con profundas resonancias en la retina y en la memoria son los vastos campos amarillos de canola, la planta oleaginosa que produce pequeñas flores hermosas y semillas para obtener aceite; y las fincas de frutillas orgánicas cuidadas con esmero por las comunidades religiosas menonitas. Estos parajes muestran en verano ideales perspectivas para pintar cuadros con la paleta de colores de Van Gogh.   

Referencias:

El País; Agustín del Castillo; “México construye el museo más grande de América en Ciencias Ambientales”, 15, 09-2023.

CBC; CENSUS Canadá, 2021; Indigenous population.  

Álvaro Malo; “Una ética del desierto: investigación estética”, 2003.

Gilles Deleuze y Félix Guattari; “Mil mesetas, Capitalismo y esquizofrenia”, 2002.

Gastón Bachelard; “La poética del espacio”, 1965.

Barry Adams, et at; “Historia Natural y Ecológica del Fuego en la Pradera Canadiense”, s/f.

Varias páginas de Internet.

La información de la Geografía Física y Humana de Canadá ha sido corroborada por María Cristina Jaramillo Córdova.  

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar