San Lorenzo, el mártir español quemado vivo en una parrilla, cuya muerte se conmemora el día 10 de agosto, vertió unas lágrimas al fuego que se tornaron doradas, coincidiendo con el evento cósmico anual denominado Las Perseidas, una prolífera lluvia de meteoritos o estrellas fugaces visibles sobre todo en la madrugada del 11, 12 y 13 de agosto. El monasterio renacentista de El Escorial, de estilo Herreriano y Patrimonio de la Humanidad, dispone en su honor la planta arquitectónica en forma de parrilla.
Las Perseidas, popularmente conocidas como Las Lágrimas de San Lorenzo, son partículas de polvo incandescentes que tienen lugar cuando la Tierra atraviesa la nube de polvo que el cometa 109P Swift-Tuttle, descubierto en 1862, deja tras de sí al acercarse al sol. Son pequeños fragmentos que entran en la atmósfera a velocidades de hasta 210.000 kilómetros por hora. Cuando esto sucede los restos del cometa se desintegran al entrar en la atmósfera emitiendo destellos de luz que forman estrellas fugaces de una fracción de segundo, el suficiente tiempo para pedir un deseo según la tradición cristiana.
Pero no está de más recordar que la luz tiene una velocidad constante. Cuando miramos a las estrellas o a un cometa estamos mirando cómo eran en el pasado, un tiempo tan variable que puede alcanzar desde minutos hasta cientos de miles de años atrás. Por ejemplo, la luz de las estrellas más cercanas a nuestro sistema solar que se encuentra en el sistema Alfa Centauri A y Alfa Centauri B están a 4.3 años luz de la Tierra. Es el tiempo que llevan en recorrer la distancia que hay entre ellas y la Tierra, alrededor de 41.2 billones de kilómetros.
Volvamos a la tradición cristiana para pedir un deseo en estos tiempos de Perseidas, verano y sequía hidrológica, para evitar más tinieblas en nuestro atribulado Ecuador.
Que las cometas que elevamos al sol en nuestra niñez hayan dejado tras de sí muchas lágrimas de alegría. Y que San Pedro, heredero del Dios hacedor de la lluvia y a su única voluntad, abra las compuertas del cielo para que caigan a raudales.
Referencias:
- El País, Astronomía, Montero Glez; “La verdad sobre la canícula, las lágrimas de San Lorenzo y las noches de verano”, 15-08-2024.
- Varias páginas de Internet.

