Decálogo para los estudiantes de Arquitectura

  1. De todas las definiciones de la música que se han dado a través de los siglos quedan dos proposiciones definitivas: las que indican que es arte y ciencia. Para apreciar sus valores artísticos es suficiente muchas veces, disponerse a escucharla.  Pero para entenderla y comprenderla, situarla en la historia, compararla y penetrar en su esencia, es necesario conocer sus fundamentos artísticos y sus secretos científicos.  

Alcanzar en la infancia la genialidad en la música, en contadísimos casos, ha sido posible. Mozart, siendo aún un niño, mostró sus grandes proezas que parecerían un invento. Incluía desde interpretaciones hasta su portentosa capacidad para componer en pocos días, a veces incluso en una noche, obras de enjundia en cuanto a calidad y longitud. Smetana, el niño prodigio a los 4 años, reemplazó a su padre al violín en la ejecución de un cuarteto de Haydn.

2. En el mundo de los repliegues de la literatura, poesía y las connotaciones múltiples del tesoro de la lengua, se requiere de igual manera de un lento y sostenido aprendizaje, conocimiento filológico, histórico, formal, lectura de buena literatura, estudiándola, degustando su particular modo de producirse.

3. En el caso de la arquitectura sucede exactamente lo mismo que en la música y la literatura. Es ilusorio pensar que se aprenderá fácilmente y que no es necesario realizar esfuerzos y dedicación. Muy por el contrario, para aprender a ver y a sentir la arquitectura, hay que perseverar toda la vida para encontrar sus sutiles mensajes y comprender las buenas propuestas que han existido a lo largo de la historia.

4. Iniciar el estudio de la arquitectura es emprender un camino, siempre inacabado. ¡Caminante no hay camino, se hace camino al errar!  Sin duda, el ejercicio fundamental para el aprendizaje de la arquitectura es recorrerla, atentamente, con la mirada, pero también con todas las capacidades perceptivas de nuestro cuerpo, disfrutando todos sus espacios. La experiencia de la arquitectura es una forma especial de sentir su materialidad y de interpretar sus significados. Lo sensorial informa, la razón interpreta y la emoción siente.

5. De este modo la experiencia del caminar la arquitectura debe traducirse en la elaboración de mapas mentales para trascribir sus huellas y sus trayectorias. Estos imaginarios deben registrar los tres valores fundamentales de la arquitectura: su sensibilidad, su deontología y su epistemología. Es decir, sus sensaciones, sus éticas y sus verdades profundas.

6. Pero la experiencia de la arquitectura también debe nutrirse del atento y reflexivo estudio. Sólo conociendo paso a paso, en sus tiempos históricos, en sus referentes funcionales o técnicos, es posible avanzar en la comprensión de la riqueza de significados y mensajes que la arquitectura nos propone.

7. Marco Lucio Vitruvio, autor de “Los Diez Libros de Arquitectura”, y que vivió en los tiempos de Julio César y de Augusto, proponía que: “La arquitectura es una ciencia y que debe ir acompañada de otros muchos conocimientos y estudios, merced a los cuales juzga de las obras de todas las artes que con ella se relacionan. Esta ciencia se adquiere por la práctica y por la teoría… Por tanto, los arquitectos que sin teoría, y solo con la práctica, se han dedicado a la construcción, no han podido conseguir labrase crédito alguno con sus obras, como tampoco lograron otra cosa que una sombra, no la realidad, los que se apoyaron sólo en la teoría”.

8. El dibujo manual en la enseñanza de la arquitectura es clave para saber representar con ética y estética los mundos de lo real (lo que se ve) y de lo imaginario (los proyectos del estudiante). Aprender a dibujar es un arte, una práctica y un conocimiento. La habilidad de la mano, el rigor de la mente y la perspicacia de la mirada.

¡Dibujar, dibujar y dibujar! “Cómo el agua dejar que fluya”.  Dibujar en silencio o con música porque dibujar es una pasión. Es un viaje onírico para registrar el mundo (la ciudad, la sabiduría de un detalle constructivo de la vivienda vernácula…)  y la naturaleza (la arquitectura de una palmera, la estructura de un saltamontes, las relaciones geométricas áureas del nido del pájaro hornero…). Ventajosamente para dibujar febrilmente a mano, todo el tiempo que se quiera, no se necesita de electricidad, solo un cuaderno, lápiz, pincel, acuarelas, marcador…

9. El estudiante debe practicar con fruición el pensamiento Lógico Matemático Intuitivo desde que comienza sus estudios hasta terminar su carrera. Las conexiones neuronales de su cerebro permitirán, a través de la práctica repetida y la neuroplasticidad, adquirir nuevos conocimientos y facilitar la resolución de modo sencillo y estético los problemas complejos del diseño arquitectónico y urbano en las dimensiones de la sustentabilidad ambiental, cultural, económica y social.

10. En la milenaria historia de la arquitectura, a diferencia de la música, alcanzar en la infancia la genialidad nunca ha sido posible. En este punto es pertinente parafrasear al catador de vinos: como el buen arquitecto, entre más viejo más bueno.

    Álvaro Siza, el gran arquitecto portugués, que conquistó todos los cielos de la arquitectura con premios como el Pritzker, el Mies van der Rohe y el León de Oro de Venecia, a los 90 años sigue trabajando con devoción la funcionalidad y la belleza, porque “la belleza alcanza un punto máximo de la funcionalidad”. En la pared de su oficina de Oporto ha colgado la famosa cita de Samuel Beckett: “Siempre intentaste.  Siempre fracasaste. No importa. Intenta otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

    Referencias:

    • El País Semanal, Tereixa Constenla; “Álvaro Siza: ´ Mis obras más importantes son las que no se han construido´”, 19-06-2024.
    • ArchDaily Team, post TERRAZA, Marie Combette y Daniel Moreno; “Los caminos del agua”, 20-05-2024.
    • Carlos Jaramillo Medina; “La casa del hornero: belleza, verdad y lección alada de arquitectura”, 2004.
    • El Correo; “Mozart, el genio inexplicable”, 5-12-2016.
    • Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la Casa Común; 2015.
    • Alberto Saldarriaga Roa; “La arquitectura como experiencia. Espacio, cuerpo y sensibilidad”, 2002.
    • Ignasi de Solá-Morales, Marta Llorente, Josep M. Montaner, Antoni Ramon, Jordi Oliveras; “Introducción a la arquitectura”, Conceptos fundamentales”, 2000.
    • Municipalidad de Cuenca, Propuesta de inscripción del Centro Histórico de Cuenca Ecuador en la lista de patrimonio mundial. Edición Comentada; Carlos Jaramillo Medina, “Caminar y vivir poéticamente el Centro Histórico de Cuenca. En sus dieciocho años como patrimonio de la humanidad”, 2017.
    • Ediciones del Prado; “Los Grandes Clásicos, Guía de Apreciación Musical”, 1994.
    • Marco Lucio Vitruvio; “Los Diez Libros de Arquitectura”, Traducción directa del latín, prólogo y notas por Agustín Blánquez, Profesor de la Universidad de Barcelona, 1970.
    • La imagen que se acompaña muestra al arquitecto portugués Álvaro Siza, retratado recientemente en su estudio de Oporto. Autor: Joao Pina.

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