Ensayo presentado en el VIII Workshop RIDOT, Red Interamericana de Observación Territorial; y el XIV Simposio SNDU/PT, Simposio Nacional de Desarrollo Urbano y Planificación Territorial. Junio de 2025.
3. Patinir, “el inventor del paisaje”
La representación de la realidad en la historia del arte tiene continuidad en el tiempo, entendiéndose la representación de la realidad no solo como el dibujo de la apariencia de las cosas tal como son, sino como una representación más amplia a través del dibujo simbólico.
En el mundo clásico ya se trató de representar la naturaleza. Plinio el Joven hace referencia al entorno, la profundidad del espacio y los detalles. También se pueden observar paisajes en los muros de la ciudad de Pompeya. En el Medioevo en cambio se pierde el interés por representar la realidad tal como se ve, el aquí y el ahora, porque se concibe al mundo material solo como de tránsito, o algo pasajero, hacia el mundo del más allá.
En los siglos 14 y 15 se retoma, de modo tenue todavía, la representación de la naturaleza y de lo real. Petrarca (1304-1374), el precursor del humanismo, describe en sus cartas que la naturaleza que lo rodea influye para entender el mundo de lo real. La Escuela Renacentista de Amberes con influencias de Van der Weyden (1400-1464) y el Bosco (1450-1516) se pone de moda: pintar las escenas naturales de los territorios europeos como fondos de los cuadros es sinónimo de ser modernos en la pintura.
En el siglo 16 la percepción artística cambia. Los pintores conocen y representan la naturaleza a través del dibujo como un instrumento del pensamiento proto-racionalista científico. Aparecen la “tecnología de la observación”, los estudios sistemáticos botánicos y los dibujos de las plantas cuyo fin es conocer la naturaleza. A todo esto se añade el avance extraordinario del estudio de la perspectiva aplicada a la composición del cuadro. Durero (1471-1528) en los escritos teóricos y sus acuarelas representa el campo, y Leonardo da Vinci (1452-1519) indaga los principios de la hidráulica a través del dibujo detallado del agua en la naturaleza.
En ese ambiente cultural y de clima intelectual humanista europeo aparece el pintor flamenco Joachim Patinir. Se le cataloga como el primer romántico que deja fluir los sentimientos y las emociones del observador. Se le llama también “el inventor de paisajes” y es considerado el precursor del paisajismo como género independiente.
Sus obras ofrecen una mirada telescópica que va mucho más allá de las llamadas leyes de la primera perspectiva lineal renacentista: la línea de horizonte suele estar situada en la zona más alta del cuadro, – “horizonte alto” -, se elimina el único punto de fuga percibiéndose de esta manera la profundidad de modo diferente. El ojo por este motivo puede moverse con toda libertad por el espacio de la escena.
Su marca estará presente en la pintura paisajística temprana de finales del siglo 16 de la Escuela de Amberes, en la que se introdujo un punto de vista más natural en lugar del paisaje universal popularizado por Patinir. De igual modo su influencia alcanzará a los grandes maestros flamencos de la pintura barroca del 17, hogar de destacados artistas como Rubens, van Dyck y Jordaens.
Nota: la imagen corresponde a la obra de Patinir, Paisaje con San Jerónimo

