5. CONSTRUIR EN LO CONSTRUIDO
Es necesario pensar y actuar con las mejores propuestas arquitectónicas en la ciudad y el cantón y no sólo en el área declarada Patrimonio de la Humanidad. Construir una relación armónica entre permanencias y nueva arquitectura: “construir en lo construido”, según la propuesta de Francisco de Gracia (2011). Por esta razón, se debe construir colectivamente la ciudad con ética y estética determinando los siguientes patrones urbanos:
- Equilibrio entre el espacio público y el espacio privado;
- Visualidades;
- Derecho al sol;
- Usos equilibrados, siguiendo el modelo urbano de los “15 minutos”;
- Tipologías edificatorias sustentables; y,
- El arquitecto operará con el diseño arquitectónico con creatividad en base a los patrones previamente ajustados.
De este modo se construirá sobre lo construido estableciendo continuidades entre lo nuevo y lo existente. Se coincide así con el objetivo de esta Cumbre Internacional que busca “generar propuestas integrales que concilien el crecimiento urbano, la innovación arquitectónica y la conservación del patrimonio construido y la identidad cultural”.
Proponemos un decálogo de ideas básicas y otro de estrategias que pueden guiar el pensamiento y la acción del futuro de nuestra ciudad frente a los desafíos contemporáneos.
Un decálogo de ideas básicas:
Para el estudio y la imaginación de la ciudad del ayer, del presente y del futuro proponemos este decálogo de ideas básicas:
- Entender la ciudad como archivo de la historia y del alma ciudadana, siempre la misma y nunca lo mismo, como lo pensó Spengler.
- Asimilar la idea de que la ciudad no es simple soporte de funciones urbanas, sino que también tiene una relación y representación cósmica, por lo que su geografía y paisaje se han transmutado en locus, patria chica, como lo entendieron La Blanche, Bergson, Ortega y Gasset, Heidegger y Chueca Goitia.
- No olvidar que es centro condensador de economías, como lo advirtió Pirenne.
- Que es un hecho político como lo pensó Aristóteles.
- Que la ciudad es la forma y el símbolo de una relación social integrada, como lo describió Munford.
- Que la grandeza de la arquitectura está unida al espacio público y la solidez de las instituciones se suele medir por la solidez de los muros que las cobijan, como narró Alberti.
- Que hay que disfrutarla como escenario de obras literarias, leyendo los escritos de Balzac para París, Galdós para Madrid, Pamuk para Estambul y Jara Idrovo para Cuenca.
- Tener presente que es una construcción simbólica, continua y poética, como lo han intuido bellamente Rossi y Saldarriaga.
- No descuidar que la ciudad es un hecho estructural, en tanto sistema constituido por objetos y relaciones urbanas, muchas veces contradictorias, como lo han estudiado Lefebvre y Castells.
- Que la ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región y el país, ya advertido por Le Corbusier en la Carta de Atenas redactada por Le Corbusier.
Estas ideas fuerza impulsarán la imaginación para construir colectivamente ciudades alternativas y más bellas para los hombres, mujeres, niños, ancianos, discapacitados y para los distintitos grupos étnicos.
Las ciudades humanas y bellas más que simples construcciones físicas serán también construcciones simbólicas, lugares de uso e interiorización de los espacios, de comunicación e intersubjetividad de los ciudadanos, escenarios para la comunicación, las evocaciones y sueños, de imágenes e imaginarios, de infinitas lecturas y escrituras.
De esta manera se podría decir que las ciudades buenas, justas y bellas han sido, son y serán imágenes de mundo y también su contrario, mundos de imágenes que histórica y colectivamente se van planificando, constituyendo y volviendo a construir, incesantemente.
Las ciudades bajo esta perspectiva serán acontecimientos culturales y escenarios de los efectos imaginarios. Nos imaginamos como era la ciudad, cómo es ahora, y cómo debe cambiar para ser la ciudad del futuro.
Pero esas imaginaciones deben tener referencias físicas. Por ejemplo, para el caso de Cuenca, las montañas de Turi, el Cabogana y el Cajas, a más de su impetuosa presencia telúrica, marcan recuerdos, referencias, evocaciones y emociones.
También esos imaginarios de la ciudad pueden jugar con las analogías y por tanto entrar en el mundo mágico de la poesía y la pintura. Cuando los visitantes llegan a Cuenca en avión y miran los tejados de las casas del Centro Histórico, Patrimonio de la Humanidad, les evoca el colorido de las obras de arte donde el rojo y el verde musgo son predominantes.
¿Qué ciudad queremos a la luz del recorrido histórico que ha vivido Cuenca? ¿Qué tipo de relación con su entorno natural único bañado por sus cuatro ríos que marcan el carácter del ser y del hacer morlaco? ¿Cómo Cuenca debe insertarse en la realidad nacional y mundial en el contexto de la globalización que tanta incidencia tiene en la grandeza o decadencia de las ciudades del presente siglo? Estas son las preguntas que permitirán plantear los fundamentos para una Cuenca justa, democrática, inclusiva, planificada, sostenible y territorialmente ordenada.
Y un decálogo de estrategias que aseguren las respuestas correctas podría ser:
- Reinventar el Centro Histórico como un bien simbólico-cultural-ambiental y económico-social, fruto de una manifestación histórica concreta, con la dosificación equilibrada de los usos urbanos de vivienda (evitando la gentrificación), equipamientos y servicios.
- Recuperar le geografía actuando en una dimensión amplia del concepto espacial (microescala – macroescala – megaescala) desde la localización focal y el paisaje.
- Pensar estéticamente la ciudad en busca de una real calidad de vida que haga de la planificación un sueño de múltiples órdenes, respeto a identidades y diversidad, alcanzando una dimensión ambiental, urbanística, arquitectónica y social bien resueltas.
- El límite urbano actual dispone de un número considerable de lotes vacantes con todos los servicios básicos que deben asimilar el futuro crecimiento (por lo menos hasta el año 2035) sin hacer uso extensivo de su territorio periurbano y rural.
- Incrementar la oferta de vivienda de manera especial para los más pobres mediante procesos de renovación urbana que incluyan responsablemente la reparcelación.
- Con estudios de ingenierías, impactos urbanos, morfología y visualidades, permitir alturas mayores de edificación para garantizar un menor costo de suelo por familia. Se propiciará de este modo un adecuado y justo reparto de cargas y beneficios y que las familias accedan a nuevas viviendas individuales o multifamiliares.
- En el área rural impedir la afectación, por cualquier concepto, de las zonas de recarga hídrica; fomentar la soberanía alimentaria; regular las áreas de valor ambiental y agrícola; cuidar las montañas protectoras de la ciudad; establecer tamaños apropiados de parcelas y tipos de construcción pertinentes con el paisaje y la cultura rural; y, reforzar los 21 centros parroquiales como núcleos autosuficientes.
- Contar con un sistema vial y de transporte de carácter interno, que canalice el transporte de paso, como de nivel regional y nacional.
- Ni el patrimonio natural y cultural heredado, ni la importancia política y los medios financieros que el Estado atribuya a la ciudad serán suficientes si no se produce la movilización de sus propias fuerzas. Se requiere que Cuenca disponga de una fuerte identidad socio-cultural y de un liderazgo político autónomo y representativo.
- La planificación participativa y democrática será un proceso continuo que acompañe a la ciudad en su desarrollo sustentable como una forma de ejercicio de poder ciudadano.
Nota: El autor de la imagen adjunta es el Arquitecto Carlos Palacios P.

