Mar-A-Lago: exquisito mal gusto, Trump, Musk y Bolsonaro

Después de 20 años de pleitos con el aeropuerto de Palm Beach (Florida) el magnate decidió retirar una demanda de 100 millones de dólares por la contaminación auditiva y atmosférica que ocasionaban los vuelos de los aviones que surcaban el cielo de su mansión Mar-A-Lago.

Y ya no fue necesario el pleito porque como presidente de Estados Unidos, desde enero de 2017 a enero de 2021, el Servicio Secreto ordenó al aeropuerto que los aviones no podían perturbar la tranquilidad de su residencia, que está ubicada a cuatro kilómetros de las pistas.

La mansión, por las razones del destino electoral, tiene un ambiente de tranquilidad que siempre quiso tener, a pesar de que Trump con total incoherencia tuiteó en campaña de ese entonces que “todos los eventos climáticos son utilizados por los mentirosos climáticos para justificar mayores impuestos”.

El magnate compró la finca de 7 hectáreas con una casa edificada en los años 20 del siglo pasado por una dama de la alta sociedad americana. El inmueble fue diseñado por arquitectos americanos y europeos que concibieron un conjunto de inspiración mediterránea para emplazarlo en la costa Atlántica con tejas de Cuba y miles de azulejos españoles. La estrambótica obra está catalogada, a pesar de su exquisito mal gusto, como patrimonio arquitectónico por el Gobierno Federal de Estados Unidos.

En su testamento la dama ordenó que Mar-A-Lago pase a ser una residencia de invierno para los presidentes de Estados Unidos, deseo que nunca se cumplió. Sus herederos terminaron más bien vendiendo la propiedad a Trump, persuadido por su esposa de aquel tiempo, Mrs. Ivana.

En estos años la mansión, aparte de servir como residencia de los Trump cuando pasan en Florida, ha prestado el servicio de club privado exclusivo, uso de suelo que ha motivado el encono de sus vecinos, los patricios anglosajones. El magnate no hizo el más mínimo caso a estos quejosos pelucones. Levantó en la medianería una bandera yanqui de un alto de 24 metros.

En los últimos tiempos el presidente electo se ha permitido convertir a la mansión como si del Despacho Oval se tratara. Ha recibido a políticos, empresarios y mandatarios extranjeros antes de su posesión. Además, según algunas versiones de la prensa rosa, también se han dado discretos flirteos a no pocas féminas de la farándula americana.

Mar-A-Lago continúa siendo la residencia de descanso del presidente reelecto de Estados Unidos. Sus invitados pueden conocer parte de las 126 lujosas habitaciones. En una de ellas, además, pueden admirar un retrato suyo, en traje de tenis con un tempestuoso ocaso de fondo “Florida style”. 

Trump, a comienzos del mes de noviembre del año pasado celebró los resultados de su triunfo electoral en su residencia de Mar-A-Lago, rodeado de miles de seguidores y de aliados, entre ellos Elon Musk (el hombre más rico del mundo) y Eduardo Bolsonaro (hijo del expresidente de Brasil) , en un ambiente festivo, de victoria y de promesas de “restaurar la grandeza de Estados Unidos”.  

Esta vez, una arquitectura estrambótica, kitsch, presuntuosa, que replica estilos refinados, pero que solo consigue falsas imitaciones para el consumo masivo, fue el escenario que marcó un hito electoral para una nueva etapa del partido conservador norteamericano. 

    

Docentes eméritos: regresar a la academia para volver a aprender y a enseñar

La Señora Rectora ha tenido la gentileza de otorgarme la palabra en esta Sesión Solemne del Consejo Universitario en representación de los cuatro profesores jubilados que hoy recibimos la designación como docentes eméritos de la Universidad de Cuenca. Cualquiera de mis tres sabios colegas podrían haber cumplido con el encargo con mayor brillantez y más emotividad. Aun así, estoy delante de ustedes para cumplir con ello en la medida de mi modesta capacidad.

Gracias es la primera palabra que quiero pronunciar en nombre de los compañeros Marco Valencia Orellana, Marco Salamea Córdova y Fernando Carvajal Aguirre al regresar a esta nuestra casa común. No por repetida menos bella y verdadera: GRACIAS al Consejo Universitario, a la Señora Rectora María Augusta Hermida y a los Consejos Directivos de las Facultades de Ciencias Económicas y Administrativas y Arquitectura y Urbanismo, por darnos la oportunidad y el honor de continuar el vínculo con la Universidad y con ello compartir los conocimientos adquiridos en nuestra trayectoria profesional y académica.  En mi caso, ha coincidido con los 50 años de graduado en mi querida Facultad.

Marco Valencia, brillante economista y un apreciado amigo desde la época del Colegio de la Salle Hermano Miguel, en la lejana década de los años 60. A Fernando Carvajal y Marco Salamea, referentes nacionales y regionales de las Ciencias Sociales y la Teoría Política, tuve el privilegio de conocerlos a inicios de los 90, cuando fuimos alumnos de la primera cohorte de la Maestría en Docencia Universitaria e Investigación Educativa. En varias ocasiones, los dos sociólogos y el arquitecto trabajamos juntos, en una suerte de grupo interdisciplinario, en las extenuantes tareas que demandaba el exigente cuerpo docente. Jamás olvidaré una de ellas: las lecturas comprensivas de los esotéricos textos de Epistemología del Racionalismo Crítico de la Escuela de Viena (Popper, Carnap), de la Nueva Filosofía de la Ciencia (Kuhn, Feyerabend, Lakatos, Toulmin) y de la Historia Arqueológica-Genealógica (Foucault).            

El retorno en la vida es posible en ocasiones. Bien sea porque los lugares parecen esperarte, bien sea porque el que espera anhela volver a ese lugar. Y en mi caso las dos circunstancias se cumplen: nunca perdí de vista, y es literal, esta querida casa. Me basta extender la mirada desde las ventanas de mi hogar, – vecino del inmueble de la Empresa Pública de la Universidad de Cuenca -, y a tiro de piedra miro los edificios familiares, los árboles conocidos, el campus tantas veces recorrido. No sabía que mi deseo íntimo de volver se cumpliría y estaría hoy delante de ustedes lleno de emoción y agradecimiento sincero.

Con los sentimientos presentes y los futuros llenos de optimismo y esperanza regresamos a nuestra casa de estudio.  Nos imaginamos que habrá cuatro regresos en nuestra calidad de docentes eméritos: el regreso al lugar de trabajo; el encuentro con los colegas profesores; el reencuentro de corazón con nuestros estudiantes; y el regreso a pensar cómo investigar, enseñar y aprender en estos tiempos de crisis multidimensional.

El regreso al campus querido para recorrer otra vez los vestíbulos, escaleras, aulas, sin olvidar los entrañables bares de doña Rosita, donde tantos tintos con chumales consumimos. El espacio y la luz volverán a estar en nuestro campo de visión y al alcance de nuestro cuerpo. Vista y experiencia táctil multisensorial, la “arquitectura de los sentidos” como lo llama Pallasmaa. Las dimensiones cruciales en nuestra disciplina.     

El encuentro con los compañeros profesores y el recuerdo de los que ya no están. Compartiremos con ustedes, brillantes profesionales, la gran tarea de la investigación, la docencia, la gestión, la extensión universitaria. Y disfrutaremos otra vez de su leal amistad.   

El reencuentro con los alumnos, siempre jóvenes en contraste con nosotros envejeciendo. Aun así, somos complementarios y ellos son nuestra razón de ser.  Por eso trataremos de inculcar el conocimiento y los valores de nuestras disciplinas. A ellos corresponde asimilarlos porque tienen creatividad para hacerlo, como lo hace el artista escultor del mármol, que no solo se ejercita en la habilidad de usar instrumentos, que no pasa de ser una actividad vacía, sino que tiene una relación íntima con la cantera; sabe los secretos del proceso de corte; estudia la veta que contiene las marcas, líneas, color, textura y patrones debido a su origen geológico, cualidades que hacen a cada pieza de cantera única e irrepetible; lleva a cabo su labor con creatividad, paciencia, perseverancia, habilidad, atención al detalle, amor por su oficio, ética y conexión con la cultura y la tradición para liberar las bellas formas que allí duermen.       

Y por último el regreso al mundo académico para, entre otros objetivos, evaluar y actualizar los Planes de Estudios. Si trabajamos entre todos con mística, la excelencia académica que ha caracterizado a nuestra Universidad se elevará aún más.

Las diferentes perspectivas del vocablo regreso nos ha permitido explorar lo que de verdad es relevante para nosotros en este momento. Nuestro regreso es sencillamente a vivir con ilusión, a trabajar en cooperación y aprender más, aprender siempre y aprender juntos.  

Como el maestro, siguiendo el método socrático de la mayéutica y la ironía, extrae de la mente del discípulo un destello de la verdad del mundo perfecto de las ideas, así nosotros, docentes de esta querida Universidad, al igual que el hábil escultor, que con cada golpe del cincel, engendra la figura que parece cobrar vida, desearíamos alumbrar la inteligencia de nuestros alumnos, dándoles un rayo de luz en forma de conocimiento y de belleza. Tarea cada vez más necesaria en estos tiempos de oscuridad y de tinieblas. 

Cuenca, 5 diciembre 2024.

(*) En la imagen que se acompaña se aprecia, de izquierda a derecha, a Marco Salamea; Carlos Jaramillo; María Augusta Hermida, Rectora de la Universidad; Fernando Carvajal y Marco Valencia.     

Notre Dame: fe, belleza y poder

Víctor Hugo, el gran escritor francés del siglo 19, en la novela Nuestra señora de París (1831), narra el lamentable estado en que se encontraba entonces la Catedral, desvencijada y con aspecto de caerse en cualquier momento. Ni el Gótico ni la Edad Media habían sido redescubiertos, ni tampoco existía todavía la idea de que los monumentos del pasado debían ser conservados. Cuanto antes estos mamotretos se derrumbasen, aún mejor para suplantarlos por modelos neoclasicistas y románticos.

El novelista en cambio reivindica el arte medieval y la arquitectura gótica, acusando a las autoridades de ser responsables de su degradación y también por intentar imponer gustos extraños. “Las modas han hecho más daño que las revoluciones” señala en una frase, que todavía puede aplicarse a ciertas actuaciones inconsultas que hoy mismo se ejecutan.

Sin embargo, la Catedral con su inconmensurable belleza, su rotunda presencia en la orilla del rio Sena en la Isla de la Cité, sobrevivió a la Revolución Francesa que la convirtió en un templo pagano dedicado a la diosa Razón, aunque sus arcos ojivales y arbotantes ya estaban a punto de caerse por la dejadez.  En esta joya gótica Napoleón se coronó emperador en 1804, una escena inmortalizada por el pintor Jacques-Louis-David. Se salvó de morir de la quema de París tras la derrota de la Comuna de 1871 y sobrevivió a los bombardeos de la II Guerra Mundial.   

La monumental catedral gótica, cuyas torres y rosetón son tan reconocibles como la Torre Eiffel, gracias al impulso de Viollet-le-Duc, un arquitecto también fascinado y pionero en la reinvención del Medioevo, pudo ser intervenida en la segunda mitad del siglo 19. Construyó la flecha de 93 metros, con un gallo en la punta, inspirada en una ornamentación similar que se había perdido dos siglos antes y además incorporó al edificio las 54 famosas quimeras, que se convirtieron en verdaderos símbolos de la Catedral. El estudioso del monumento Didier Rykner ha definido la intervención de le-Duc en estos términos. “Trató de comprenderlo y devolver la catedral al Medioevo: dejar el monumento no en el estado en el que se encontraba en la Edad Media, sino a como debería de haber estado en esa época”. 

El irresistible encanto de Paris, el interminable interés por su Edad Media y la fascinación por Notre Dame es un movimiento cultural que germinó en el siglo 19 con Nuestra Señora de Paris de Víctor Hugo. Continuó este interés en la novela histórica de tema medieval y se reflejó en la música en la ópera de Wagner. Y aún sigue con fuerza hasta alcanzar fenómenos culturales masivos, como el éxito de El nombre de la rosa de Umberto Eco, el Señor de los Anillos y las series El Juego de Tronos y Vikingos.    

La compleja restauración de la Catedral, después del incendio que la arrasó en la Semana Santa de 2019, utilizó técnicas ancestrales con “un criterio conservador” (un presupuesto de 700 millones de euros y el concurso de más de 2000 trabajadores) y el apoyo interdisciplinario de 175 científicos de varias instituciones que aportaron la información necesaria del origen, las funciones estructurales  y las propiedades mecánicas de los materiales dañados, para recuperar la materialidad original del monumento y el despertar del órgano y las ocho campanas que sufrieron averías por el calor de las llamas.

Las puertas de la Catedral se abrieron este 7 de diciembre para recordarnos que los vitrales de los muros de la Arquitectura Gótica se hicieron para que la luz entrara a bañar el espacio profundo de las cinco naves cubiertas con plementerías, arcos apuntados, nervaduras y el gigantesco armazón de roble, de la zona de París, que se construyó a partir del año 1163. Y además para experimentar el espacio vertical gótico, una antítesis con la escala humana, que causa en el ánimo del visitante un impulso de desequilibrio, afectos y solicitaciones contradictorias.

La espectacular ceremonia de reapertura de la Catedral, que reunió a algunos de los principales lideres mundiales, dispuestos a no perderse uno de los grandes acontecimientos del año y a constatar en vivo y en directo la idea de que Europa solo puede ser considerada cristiana, a pesar de que la realidad es diferente, era la ocasión propicia para la explotación de la alta política conservadora de los mil largos años del Medioevo. El historiador Florian Mazel sostiene que los movimientos conservadores nacionalistas y populistas reivindican el período medieval como el momento fundacional de la nación cultural, religiosa o incluso étnica que pretenden protegerse de la globalización y el multiculturalismo.     

Y en ese espectáculo mundial, Donald Trump, como “diablo en botella”, fue el gran protagonista, la estrella de la televisión, el hombre a quien todos querían saludar, como si ya fuese presidente en el poder de los EEUU.

La obra de restauración arquitectónica del emblema del París medieval, que fue un nuevo alarde de la grandeur francesa, nos ha enseñado dos rotundas verdades: que lo que tarda siglos en construirse puede destruirse en apenas unas pocas horas; y, la más importante, que la belleza, a pesar de todo, en contraste con lo feo de su manejo político, siempre perdura.   

Referencias:

  • El País, Javier Sampedro; “Lecciones científicas de Notre Dame”, 10-12-2024.
  • IBID, Diego Garrocho; “Notre Dame o la belleza”, 08-12-2024.
  • ID, Felipe Larach; “Restaurar o innovar: el debate que surge en reconstrucciones como la de Notre Dame”, 08-12-2024.
  • ID, Macarena Vidal Liy; “Donald Trump, presidente de EEUU por anticipado”, 07-12-2024.
  • ID, Sara González; “Más de 2000 trabajadores y 700 millones: Notre Dame reabre cinco años después del incendio”, 07-12-2024.
  • ID, Guillermo Altares; “Notre Dame, la catedral que se inventó la Edad Media”, 5-12-2025.
  • Bruno Zevi; “Saber ver la arquitectura”, 1951.
  • Algunos datos históricos han sido ajustados por Olga Jaramillo Medina.

Exquisito mal gusto… en Cuenca

En el fabuloso mundo de la naturaleza los entes feos cumplen, a su modo, una tarea bella, y la araña, la lombriz, el moscardón, los grillos, el ratón, la lagartija… son otras tantas cifras de la clave del universo.

Jorge Carrera Andrade confiesa haber descubierto cualidades especiales en estos seres que no son incompatibles con los bonitos, porque todo en la naturaleza tiene su razón de ser y un valor trascendental. Con el estilo del micrograma, del texto breve, condensado y profundo, el poeta transmite la imagen con gran significado de estos seres feos de la naturaleza.

La araña:Araña del suelo / charretera / caída del hombro del tiempo.

La lombriz: Sin cesar traza en la tierra / el rasgo largo, inconcluso / de una enigmática letra.

El moscardón: uva con alas / con tu mosto de silencio / el corazón se emborracha.

Los grillos: clavan su bandera azul los grillos / en el tope de la tarde / con martillitos de vidrio.

El ratón: oficial de taller / se pasa fabricando / virutas de papel / Pst… la S señorial / y la i de los libros /le gusta deletrear.

La lagartija: amuleto de plata / o diablillo con bocio / criatura del alba / memoria de las ruinas / fugaz mina animada / calofrío del campo / lagartija misántropa”.   

En contraste, las obras feas realizadas por los hombres en la ciudad, lo no hecho por la naturaleza, tienen un carácter de mal gusto, kitsch, con falta de sensibilidad o baja calidad. Pretenden ser obras artísticas, replicando estilos refinados, pero solo consiguen falsas imitaciones para el consumo masivo.  

Paúl Valéry, filósofo y poeta en la obra “Eupalinos o el Arquitecto” (1921), aborda los temas relacionados con la calidad de las obras bellas, intrascendentes y feas de la ciudad, a través de un diálogo de forma platónica entre Fedro y Sócrates después de muertos. El primero, poeta y amante de la arquitectura; el segundo, filósofo y amante de las ideas eternas, concuerdan que al igual que las condiciones de trabajo del texto literario se deben cumplir, lo mismo debe ocurrir con las obras arquitectónicas. “La mayor libertad nace del mayor rigor”, y necesitan ser honestas, justas y bellas.

Bajo estas consideraciones, el poeta y el filósofo clasifican por su mensaje a las obras humanas de las ciudades de este modo: las que cantan, las que hablan y las feas de mal gusto. Las primeras, son bellas; las segundas, pasan desapercibidas; y las últimas, son impertinentes, chillan o cantan descompasadas.

El fantasma de “Eupalinos o el Arquitecto” se ha presentado en el exquisito mal gusto de nuestra ciudad. Intentemos interpretar a manera de microgramas tres ejemplos:           

Cuenca: “destino turístico navideño”: ciudad de la parafernalia y del sinsentido / maquillaje de la realidad / cortocircuito en tiempos de sequía y apagones / el número de luces, la cantidad de adornos y armatostes de aluminio, protagonizan el campeonato mundial para adorar al Niño Dios Recién Nacido / ¿No sería más sencillo y estético retomar la tradicional conexión de la Navidad con la naturaleza, el ser humano y el cielo? 

La escalinata del Parque de la Madre: pecado capital a las normas elementales de la restauración / propuesta descabellada que ha instalado un aparatoso conjunto mecánico simulando a los posmodernos centros comerciales / “una bofetada al flujo del Río Tomebamba y la memoria de Huayna Cápac”. (*)

Turi parque temático: parque temático exceso de luz / colores de chiringuito costero / pero en el fondo mucha ignorancia / mucha ambición y poca sensibilidad para entender los valores de Turi, no como mirador, sino mirándose a sí mismo…”. (**)

Si en el fabuloso mundo de la naturaleza los entes feos tienen la posibilidad de la convivencia con los seres bellos, por ejemplo, la araña peluda viuda negra con el colibrí prisma de colores volador con GPS; en cambio, en la ciudad las obras de exquisito mal gusto, junto a las bellas, son banales, de consumo masivo, vulgares, ordinarias, presuntuosas, impertinentes, chillan o cantan desafinadas.  

Referencias:

  • Elisa Sánchez Almansa; “Esto no es lo que era: lo feo en la arquitectura”, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid, s/f.
  • Gabriela Eljuri; Del muro, 21-11-2024.
  • Álvaro Malo; post, 25-02-2024. (*)
  • Fausto Cardoso; post, 27-01-2024. (**)
  • Jorge Carrera Andrade; “Obra poética”, 2000.
  • Paúl Valéry; “Eupalinos o el arquitecto; el alma y la danza”, traductor, José Luis Arántegui, 2000.
  • José Hernán Córdova; “Itinerario poético de Jorge Carrera Andrade”, 1986.
  • La revisión de estilo y algunas precisiones conceptuales son de Olga Jaramillo Medina.
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«Filosofía mundana y transparente» en tiempos de consumismo y crisis climática

El pensamiento del filósofo español Javier Gomá es interpretado por Luis Fernando Moreno como una propuesta de hacer “filosofía mundana y transparente», como un pensamiento para el presente con pretensión de universalidad. Si filosofar fue en su origen asombro frente al hecho de que exista algo y no más bien nada, Gomá revela de maravilla su emotiva curiosidad por la vida humana, sometida a la finitud y la caducidad, a las alegrías y penas, así como una genuina fascinación por la tarea que compete a todo hombre de aceptar sus avatares. Como decía Martín Heidegger, “ser en el mundo”.

Más allá de posturas románticas que hoy parece mantener a nuestras sociedades del siglo 21 inmersas en un egotismo sin límites, Gomá propone, con Goethe, que «hay que limitarse para extenderse»; y en una cultura contemporánea cuyos signos distintivos son la finitud, el anonimato, la burocratización, el consumismo, la crisis climática y la anomia en las vidas privadas, la Filosofía debe proponer algo nuevo a fin de animar a la sociedad a que sea más sana, ética y democrática.

Gomá dice que, superando relativismos y dogmas, la Filosofía debe volver a interpretar la vida presente, con una firme mirada transparente para ocuparse de las cosas que de verdad importan a la sociedad y proporcionar ideas interesantes, pues «sólo las ideas interesantes son verdaderas». El filósofo con su amplitud de visión –encaramado en firmes atalayas culturales, pero no preso en ellas- no teme declinar frente a los problemas claves que presenta el ocaso de la civilización occidental, el consumismo y la crisis climática, para anhelar nuevos principios, ideales y horizontes.

La ciencia ha demostrado que el impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente en la Tierra en los últimos 200 años ha provocado el calentamiento global de origen antropogénico. Estas acciones provocan, entre otras consecuencias, cambios en el ciclo del agua, desequilibrios y destrucciones en los ecosistemas marinos y terrestres, el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, la acidificación de los océanos o la desaparición de los bosques y el cambio climático.   

¿Cómo devolver la ética a una sociedad en la que predomina un consumismo irresponsable que destruye la Tierra? ¿Cómo crear ilusiones en sociedades en las que prevalecen las normas egoístas y no las convicciones colectivas? ¿Cómo dotar de contenido moral a la libertad para huir del libertinaje? En suma, dice Luis Fernando Moreno, que la obra de Gomá revela ensayos muy bien sintetizados para un presente vivo y civilizado. Lo bueno es que abre caminos y propone osadas soluciones. De ahí que sus ideas sean también un llamado pertinente contra lo difuso y vano del mundo consumista capitalista globalizado, para enfrentar el actual nihilismo del “todo vale” con la honesta pretensión de restituir el pensamiento a su cauce natural: el del servicio a la persona y a la colectividad para una vida no sólo buena, sino mejor y más sana.

En aquellos tiempos, cuando éramos estudiantes de arquitectura…

A veces el tiempo de la memoria nos invade interiormente y entonces es conveniente ser fieles a él y rescatar la fugacidad de los instantes pasados. En esta ocasión me van a permitir bucear en los recuerdos de juventud, esta vez centrados en los 70, nuestros años universitarios y de graduados, para con cierta nostalgia hablarles de una época en la que tuvieron cambios importantes en nuestra sociedad.

Años marcados por la rebelión de mayo francés de 1968 que se fraguó en el ámbito universitario y que caló en los movimientos obreros. Sus lemas fueron grafiteados profusamente en los muros de las ciudades como arte de expresión callejero que impulsaba y manifestaba los pensamientos de libertad, rechazo a la autoridad, la burguesía y las denominadas “buenas costumbres”: “Prohibido prohibir”, “Sed realistas, pedid lo imposible”, “La imaginación al poder”.

También años influenciados por el auge literario de América Latina: Borges, García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Onetti, Carpentier. Latinoamérica logró una importante proyección internacional como una apuesta por la esperanza. El arte y la cultura se hermanaron con la ética y la estética, con realizaciones que afianzaron su universalidad a través de la profundización de su inconfundible identidad.   

En aquellos tiempos todavía las panaderas de los barrios tradicionales de El Vado y Todos Santos exhibían en sus inmensas y flexibles canastas las aromáticas palanquetas y guaguas de pan; pero al mismo tiempo se inauguraban nuevos mini mercados que vendían panes industriales en fundas de plástico, embutidos, conservas y chocolates finos. El cine “Candilejas”, al norte de Cuenca, poseía una mala reputación; mientras la pionera “Tele Cuenca, Canal 3” ofrecía noche a noche novelas venezolanas en blanco y negro, como en blanco y negro fue lo que sucedió en la clausura de la Universidad en1970.      

Y tan en blanco y negro fue la clausura de 7 meses que los holgazanes estudiantes, por la fuerza de las circunstancias, se dedicaron las noches a ofrecer serenatas a sus amores platónicos con la canción de moda del Trio Los Pachos: ¨Toda una vida”.

“Toda una vida estaría contigo

No me importa en que forma

Ni donde ni como, pero junto a ti.

Toda una vida te estaría mimando

Te estaría cuidando

Como cuido mi vida, que la vivo por ti.

No me cansaría de decirte siempre

Pero siempre, siempre

Que eres en mi vida ansiedad

Y angustia, desesperación.  

Las bellas Julietas abrieron, en muchas ocasiones, su generoso corazón, acogiendo en su regazo, hasta que la muerte los separe, a los ansiosos, angustiados y desesperados Romeos.           

Las festividades en la ciudad tenían un simbolismo especial. El 3 de noviembre, por la mañana, en la sesión del Concejo Cantonal el presidente de la república ofrecía el “oro y el moro” que hasta la presente fecha no se ha cumplido. Culminaban las fiestas novenbrinas, casi siempre, con torrenciales aguaceros que inundaban toda la ciudad.

En aquellos tiempos no se inventaba todavía los conceptos de “cambio climático” y “sequia hidrológica”. El pueblo nombraba a estos fenómenos de la naturaleza, muy arrepentido y con golpes de pecho, sencillamente, “castigo divino”.

Para exorcizar a la fuerza maligna de las largas sequias de agosto, septiembre y octubre, el pueblo traía en procesión y al hombro al “Señor de Girón”, una imagen de estilo Barroco Criollo de 4 clavos llamada por el pueblo creyente “Señor de las Aguas”, a la Catedral Nueva de Cuenca. Al mes siguiente, por divina coincidencia, iniciaban los crudos inviernos morlacos de noviembre porque San Pedro, heredero del Dios hacedor de la lluvia y a su única voluntad, abría generosamente las compuertas del cielo para que las aguas caigan a raudales.     

Inmersos en el devenir de la cotidianidad llegó el “boom petrolero” y en forma concomitante la debacle de buena parte del patrimonio arquitectónico del Centro Histórico. La construcción de edificios modernos en altura con fachadas “curtain wall” y elementos artesanales neocoloniales añadidos, fue el resultado de una arquitectura intrascendente y de muy poca significación.

Esta fue la época en la que se inició el difícil y complejo proceso de urbanización de la ciudad: reptil urbano, máxima cinta métrica con que mide el valle la ciudad; tugurización en el centro, urbanización excluyente en la periferia; regalías petroleras y remesas de dólares transmutadas en lomos fríos de hormigón y cristal, pero también en códigos vernaculares que querían instaurar una escritura arquitectónica regional con sentido e identidad.

En este vasto océano político y cultural, a finales de la década de los 60, nos atrevimos a bucear en las tormentosas aguas del aprendizaje de la arquitectura. Aquí cabe traer a colación el sabio refrán: “en casa de herrero cuchillo de palo”. La Facultad, en ese entonces, no tenía casa propia. Las clases las recibíamos en las aulas prestadas de las facultades de Ingeniería, Química, Filosofía y Derecho. Por esta sui generis circunstancia: La República del Ecuador y en su nombre y por autoridad de la Ley, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca, nos confería el título de “Arquitecto Transdisciplinario”, por haber cumplido con todos los requisitos legales y reglamentarios. Dado en Cuenca, al año 1974. 

Nuestro actual bello hogar, de monumentalidad enigmática, construcción reflexiva de los espacios, simpleza y pulcritud del hormigón visto y del bermejo ladrillo artesanal, diseñado por Álvaro Malo, abrió sus puertas recién en 1976.   

La Escuela había sido creada en1958 por los arquitectos Jorge Roura Cevallos (primer director y luego decano), César Burbano Moscoso y Gastón Ramírez Salcedo. Hasta el año de nuestra graduación ya se habían incorporado 80 arquitectos varones y solo una mujer: Lupita Ibarra. Y para el año 1999 el número de graduados se había incrementado a 1025, con 847 varones (83%) y 178 mujeres (17%).    

El dato actualizado al 31 de octubre de 2023, hace un año, contabiliza 2710 graduados. Y la matrícula del año anterior, con 772 alumnos registrados, se distribuye entre 398 mujeres (51.55%) y 374 hombres (48.45%). Clara estadística que sugiere la perspectiva de una profesión igualitaria y con enfoque de género.           

En el letargo de las noches cuencanas batallábamos hasta la madrugada para trasfigurar el maldito blanco de las láminas de dibujo a los proyectos arquitectónicos apropiados. Si a esas horas se veían luces prendidas, cuando el lucero y las últimas estrellas ya se habían apagado en el cielo, seguramente correspondían a los estudios de los compañeros que se quemaban las pestañas dibujando sus proyectos sobre la mesa con paralela, escuadras, tiralíneas, rapidógrafo y tinta china. Muy a menudo, a las 5 am, caía una enorme gota de tinta en la lámina de perspectivas, que daba al traste con el titánico esfuerzo. ¡Carajo ya perdí el año! Era el grito, más santo, que reflejaba la ansiedad y angustia del exaltado prospecto de arquitecto.      

Ni el más osado de los brujos de esa época se imaginó que, después de pocas décadas, se tendría las herramientas tecnológicas digitales al alcance de la punta de los dedos de la mano: CADs, BIM, inteligencia artificial generativa, ChatGPT y el IPad, para consultar al instante todas las bibliotecas, diciplinas y los saberes del mundo.

Mientras que nuestra inteligencia artificial era la Tabla de Logaritmos patentada por Napier en 1614 y la famosa regla de cálculo, creada por Oughtred en 1622, marca Faber Castell o Aristo, que funcionaba como un computador analógico. Más tarde apareció la calculadora científica Casio, que ofrecía al instante las cuatro operaciones básicas: suma, resta, multiplicación y división. ¡Y la de última generación incorporaba la raíz cuadrada y el porcentaje!

En aquellos tiempos nuestra biblioteca de la Universidad ofrecía solo el famoso Neufert, “Arte de proyectar en Arquitectura” y unas pocas revistas descuartizadas. Los estudiantes frecuentábamos la librería ASG, única en la ciudad, especializada en “libros técnicos y complementos”, ubicada la calle Borrero entre la Bolívar y Sucre, para adquirir los útiles de última generación de las exigentes asignaturas de Dibujo Artístico y Dibujo Técnico, la esotérica Geometría Descriptiva y la caja de pandora de Diseño Arquitectónico: lápices marca Othello y Faber Castell, papel cebolla, cartulinas Canson para acuarela y dibujo técnico, portaminas, caja de matemáticas, rapidógrafos Rotring y cipatones (unos adhesivos que contenían letras y figuras tipo DIN, normalizadas en 1968 por el Comité de normas Alemanas). Y la añorada librería ofrecía, además, el servicio de Amazon de la época, solo que el libro solicitado llegaba, al menos, a los 6 meses, cuando el estudiante ya había perdido el año.       

Por fortuna, en el año de 1977 apareció la excelente revista ecuatoriana TRAMA, creada por los arquitectos Rolando Moya y Evelia Peralta, que se constituyó en la consulta obligada para los temas de arquitectura, urbanismo, diseño gráfico, historia del arte y ecología. La vivienda de la pareja, que contribuyó de manera notable a la cultura arquitectónica del Ecuador y de la Región, fue consumida por un incendio forestal provocado en los bosques del cerro Auqui, en el sector periférico de Quito. Un caso más de ecocidio que causa daños graves, extensos y duraderos al hombre y al medio ambiente.

¿La poética del diseño de la mano del arquitecto, en los próximos años, será reemplazada por el mecánico y frio diseño de la mano del computador? Un futurólogo de la tecnología manifestó recientemente: “La duda no está en si la IA puede sustituir o no al ser humano, sino en cuándo va a hacerlo. Porque va a pasar. Y esto solo es el comienzo. Cuando la IA se mezcle con la computación cuántica, apaguemos la luz y vámonos”.

Sin embargo, como lo reconocen muchos científicos, para acceder a la realidad que da sentido a nuestras vidas, necesitamos recurrir a las capacidades humanas no digitales, como la intuición, la esperanza, la emoción y la empatía, que siempre han estado guiando nuestras vidas en el arte, la arquitectura, la literatura, las tradiciones culturales y la historia. No abandonemos jamás nuestra humanidad por los fríos y mecánicos sueños digitales.  

En aquellos tiempos, hace medio siglo, en el año de 1974, nos graduamos quince jóvenes veinteañeros que queríamos revolucionar el mundo desde la arquitectura. Nuestra humana disciplina que Álvaro Siza la define “como un ejercicio de invención y de memoria, como la construcción de un deseo colectivo de belleza”.

Época que, a todos los que ya peinamos canas, somos abuelos y algunos hasta bisabuelos, nos suscita sentimientos de nostalgia.

El 2 de febrero se incorporó Eduardo Cabrera Palacios (+); el 28 de junio Mauro Montesinos Vial, Carlos Jorge Ortega y Jaime Heredia Montesinos; el 2 de agosto Lautaro Maldonado Ambrosi; el 8 de agosto Eduardo Peñafiel Andrade (+), Klever Rodríguez Zerda, Iván Gonzales Aguirre, Leopoldo Cordero Ordóñez y Carlos Jaramillo Medina; el 15 de agosto Esteban Malo Corral; el 16 de agosto Eduardo Quintero Zalamea y Enrique Terreros Messa; y el 21 de agosto Teodoro Torres Galán y Orlando Albornoz Vintimilla.

Los compañeros, que en este año cumplimos medio siglo de graduados y ejercido la profesión en sus diversas dimensiones, expresamos nuestros agradecimientos sinceros al Colegio de Arquitectos por este acto tan humano y generoso.

En aquellos tiempos, cuando éramos estudiantes de Arquitectura… Muchas gracias, muchas gracias.

Nota: En la imagen que se acompaña se aprecia, de izquierda a derecha, a los siguientes arquitectos graduados en 1974: Eduardo Quintero, Antonio Malo (en representación de su hermano Esteban), Lautaro Maldonado, Carlos Jaramillo, Mauro Montesinos, Enrique Terreros, Orlando Albornoz y Klever Rodríguez.            

Naturaleza domesticada: parques, jardines, utopías.

Los parques y jardines como cuidado de la naturaleza son espacios utópicos. Mantienen el ideal de un mundo mejor como naturaleza domesticada, obra de arte viva, imagen del mundo y mundo de una imagen. Muestran además las ideas de cada etapa histórica y expresan no solo una cosmovisión y un proyecto de sociedad, sino también un ideal de vida y un modelo ético y estético.

Existe una estrecha relación entre el mundo de las ideas y el arte de atender la naturaleza y las plantas. Desde la primera escuela filosófica de la Academia de Platón hasta el jardín de Epicuro, pasando por el Liceo de Aristóteles, el saber filosófico se desarrolló en recintos perfumados vegetales.

La historia del pensamiento se ha visto algunas veces plasmada en los jardines y en los parques, sean estos públicos o privados. En Oriente (Japón y el Mundo Islámico) los filósofos, poetas y pintores fueron los artífices de sus jardines y parques sensuales y del lenguaje de las fuentes. Mientras que en Occidente (Europa) quedaron en manos de paisajistas y arquitectos, cuya vegetación retrataron la sociedad enclaustrada del medioevo o la absolutista francesa del siglo 17. Los jardines de Versalles, con la métrica, el orden y la simetría, es el nuevo edén matemático y el modelo más representativo del pensamiento racionalista.

En contraposición a esta monarquía, que tiranizó la naturaleza, los jardineros ingleses inspirados en la Ilustración y en los sentidos diseñaron parques naturalistas y espontáneos. Santiago Beruete recuerda que la sociedad capitalista tiene una romántica sensibilidad paisajística: “los aristócratas británicos involucrados en el desarrollo de la revolución industrial y en el consiguiente deterioro de la campiña inglesa, promovieron la estética paisajista que caracteriza el idílico jardín inglés, tratando de recrear la Arcadia que estaban destrozando”.

Los “parques históricos” de América Latina fueron diseñados tomando como referencia los modelos europeos. Concebidos como naturaleza a pequeña escala, era una manera de traer el campo a la ciudad, lugar de paseo para la clase en ascenso y, sobre todo, una nueva forma de ocio en las urbes. Estos parques tempranamente tenían un fuerte carácter simbólico de segregación social, con verjas perimetrales, dedicados para los conservadores ilustrados, latifundistas, los primeros banqueros prósperos y el paseo de las damas de la alta sociedad. Adicionalmente, se dispusieron con estudiada geometría caminerías y rincones para la sombra y el romance con la melodía de la fuente de agua interminable, que no se cansaba de arrullar las querencias, configurando espacios amorosos y delicados.

En el patio-jardín de la casa tradicional se vislumbraba la centralidad de la vivienda. El cielo lo cobijaba para el camino arqueado del sol, el curso de la luna y el resplandor ambulante de las estrellas. Era el pulmón aromático, cromático, sonoro y su paisaje interior se cuidaba en forma de pequeños árboles y plantas ornamentales. Muchas viviendas disponían de huerto, que dibujaba una pequeña parcela cultivable que proveía algunos aportes de sustento, una manera de traer el campo a la ciudad, de sentir cerca la ruralidad. En el microcosmos de la casa tradicional, el solar era el recurso para ese anhelado balance entre lo urbano y lo rural.   

Mientras que los pocos jardines de los conventos de las congregaciones religiosas femeninas son todavía cuidados para la meditación, contemplación, recreación y el autoabastecimiento. Naturaleza domesticada con santidad en forma de árboles nativos podados y plantas medicinales, ingrediente bendito para la elaboración del “agua de pítimas”, bebida milagrosa para curar las penas del cuerpo y del alma.   

Pero en la historia de la jardinería la naturaleza no solo ha sido controlada por el jardinero, sino que éste a su vez ha sido guiado por la naturaleza. Lo seres humanos y las plantas se han amaestrado mutuamente. ¿Quién controla a quién entre un jardín y un jardinero? Los buenos jardineros lo saben: “la única manera de controlar la naturaleza es obedecerla”. El buen jardinero sigue el sendero que indica la naturaleza para hacer un bello jardín.

Gilles Clément, paisajista francés, jardinero, filósofo, profesor y ensayista, Premio Mundial de Arquitectura Sostenible en 2022, desarrolla una teoría revolucionaria del jardín contemporáneo. Sus obras de “El jardín en movimiento”, “Jardín planetario” y “Tercer paisaje”, proponen precisamente una reconciliación del hombre con su ansia de dominar la naturaleza, incorporando la dinámica propia de la naturaleza que rediseña el jardín gracias al perpetuo movimiento de las plantas en el espacio y en el tiempo. Sostiene que todo el planeta es un único jardín limitado por la biosfera y el ser humano no es otra cosa que el jardinero a su cuidado. Su receta de buen jardinero es “hacer lo máximo posible a favor y lo mínimo posible en contra”. Y su utopía es volver a encontrar en la naturaleza una parte importante de nuestra existencia, asombro, novedad y un espacio de libertad.

No hay mejor lugar para descansar, pasear, contemplar, pensar, soñar, que un jardín o un parque. Es un remedio para los conflictos, para acallar el ego y renovar la conciencia. Salir al jardín o al parque supone, más que un simple romanticismo, entrar en nosotros mismos para abrirnos a los demás.

Jardinería y utopías restauran cada una a su manera nuestra confianza en el mundo. En estos tiempos de incertidumbre, cambio climático y destrucción de la naturaleza pensar el jardín y ajardinar las utopías permitirán sembrar en nuestros paisajes interiores sueños realizables.

Referencias:

  • El País, Carlos Risco; “Gilles Clément, el jardinero filosófico que deja a las plantas en paz”, 18-11-2023.
  • IBID, Anatxu Zabalbeascoa; “El jardín en movimiento”, 17-10-2022.
  • Santiago Beruete; “Jardinosofía: una historia filosófica de los jardines”, 06-2016.
  • Facultad de Arquitectura y Urbanismo de La Universidad de Cuenca; “CONAR y la Arquitectura Moderna Apropiada”, Carlos Jaramillo Medina, 06-2016.
  • Rafael López Guzmán, et al; “La Arquitectura del Islam Occidental”, 1995.
  • Varias páginas de Internet.
  • El autor de la imagen que ilustra el texto es el Arquitecto Álvaro Malo Cordero, graduado con honores en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca (1967).  Ha sido gentilmente cedida y corresponde al Jardín de su Casa, Arizona, EEUU.
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Montañas bajo presión: turismo, equipamientos, urbanización.

El nombre asignado a los procesos que producen un cinturón montañoso es el de orogénesis, que procede de las palabras griegas oros (montaña) y génesis (llegar a ser). Las rocas que constituyen las montañas proporcionan pruebas visuales notables de las enormes fuerzas compresivas que han deformado grandes secciones de la corteza de la Tierra, – campo de estudio de la estratigrafía -, y seguidamente las ha elevado a sus posiciones actuales.

Los componentes naturales del paisaje de montaña, – la topografía, lo mineral, vegetal, la vida silvestre, -, recuerdan a las formas orgánicas en la interacción vital de las fuerzas de sus elementos. De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la formación de las montañas se produce en los bordes de placa convergentes que colisionan proporcionando los esfuerzos compresionales horizontales necesarios para plegar, formar fallas y producir metamorfismo en las gruesas acumulaciones de sedimentos que se depositan a lo largo de los flancos de las masas continentales. Además, los estudios sismológicos y gravitacionales han confirmado la existencia de raíces de corteza debajo de algunas cordilleras montañosas. Las regiones elevadas que son soportadas por la flotación de las raíces de la corteza son los Andes, la Sierra Nevada y la llanura tibetana.  

La noción de tectónica, que tiene su origen en la tectónica de placas, se refiere precisamente a la deformación de la corteza terrestre debido a las fuerzas involucradas que esculpen bellas formas naturales. Siguiendo esta noción es pertinente traer la sugerencia del poeta portugués Fernando Pessoa: “uno puede formular una estética basada no en la noción de belleza sino en aquella de la fuerza”.    

Precisamente por esa fuerza telúrica la impresión que causan las montañas se eleva a la categoría espiritual más elevada. Se trata de una impresión cuyos elementos se sitúan tanto más acá como más allá de la simple forma estética. Parece esconder su propio misterio mejor que cualquier otro paisaje. Lo telúrico se nos muestra en estado puro en su fuerza.

Las montañas distantes, o junto a la llanura, son símbolos de lo trascendente que invitan al alma a mirar hacia arriba, hacia regiones a las que no se accede sólo con fuerza de voluntad. Por eso, cuando las nubes y la contaminación atmosférica tapan las montañas, desaparece no sólo la belleza natural, sino también la espiritual. Sin montañas, o agredidas por las garras de la erosión o el mercantilismo, aplastadas hacia la tierra, quedan atrapadas de modo humillante junto al resto de lo terrenal.

Pero cuando el cielo está despejado las montañas parecen apuntar indefinidamente a lo supraterrenal y situarse en un orden distinto al del valle. Si hay un paisaje al que calificar como trascendente es el de montañas que se encuentra más allá de la simple palabra. Quizá, por esto mismo, las alturas de las montañas, en todas las culturas, ha sido el lugar hierofánico para la manifestación de lo sagrado y por tanto para peregrinar, edificar santuarios, clavar cruces y erigir monumentos a Cristo y a todos los santos. Moisés, descendió del monte Sinaí, después de estar allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches, con las dos tablas del pacto, los Diez Mandamientos; la cima del Monte Olimpo era la morada de los dioses griegos; Machu Picchu santuario religioso de los incas.   

“Montañas. Compacta sortija de montañas. Donde quiera que se dirija la mirada, las montañas salen al encuentro, nítidas a pesar de la lejanía, solemnes en su grandiosa austeridad. El cielo se adhiere a sus cimas como una inmensa telaraña azul… Este cinturón de collados apacigua la violencia telúrica de los Andes, dulcifica la orografía y da al valle aspecto de huerto, apariencia apacible de vergel”. 

De esta manera Efraín Jara Idrovo, en un motivo de celebración poética, describe las cualidades tectónicas de la “Geografía Sagrada” de las culturas Cañari Inca, que enmarca el valle del Tomebamba: Guagualzhumi, Curitaqui, Pacchamama, Turi, Monjas, Cabogana y Caushin. 

Cuenca ha sido bendecida con el regalo natural de las montañas donde llegan los ríos, abriéndose paso por las rocas occidentales, hasta llegar a la vaguada, en cuyo centro se asienta la ciudad. Desde cualquier punto de la urbe la perspectiva se dirige hacia las variadas moles de la cordillera que se funden en los confines del horizonte comarcano. Predominan los colores azul ferruginoso, verde azulado y en algunos flancos colinas ocres desolladas por las garras de la erosión.

Cuidemos el futuro preservando la belleza telúrica de nuestras montañas, su frágil ecosistema, su diversidad ecológica, los valores y los modos de vida de las culturas locales. Las Naciones Unidas y la FAO, con motivo del “Día Internacional de las Montañas 2017” (11 de diciembre), reivindican la necesidad de que su desarrollo sostenible se integre en la Agenda 2030, frente al lema “Montañas bajo presión: clima, hambre, migración”.

Inspirador lema que motiva pensar sobre el cuidado y manejo sustentable del paisaje de montaña que enmarca el valle de Cuenca. La temática en esta época de crisis ecológica podría ser: Montañas bajo presión: turismo, equipamientos, urbanización.               

Referencias:

  • SIGRE; “Cuida tu futuro, preservando las montañas”, fuente: Naciones Unidas y FAO, 11-12-2017.
  • Naciones Unidas; “Objetivo de Desarrollo Sostenible: Objetivo 15 Vida de ecosistemas terrestres. Meta 15.4: Para 2030, velar por la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad ecológica, a fin de mejorar su capacidad de proporcionar beneficios esenciales para el desarrollo sostenible”.   
  • Georg Simmel; “Filosofía del paisaje”, traducción de Mathias Andlau, 2013.
  • Fredy Calle; “Geografía Sagrada de los Cañaris”, 13-05-2011.
  • Álvaro Malo;” Una ética del desierto: investigación estética”, 2000.
  • Edward J. Tarbuck y Federick K. Lutgens; “Ciencias de la Tierra”, Traducción de Ana María Rubio, 2000.
  • Efraín Jara Idrovo; “El paisaje cuencano: diálogo entre el hombre y la naturaleza”, en “Cuenca de los Andes”, 1998.
  • Michel Serres; “El contrato natural”, traducción de Umbelina Larraceleta y José Vázquez,1990.
  • Theodor Adorno; “Teoría estética”, 1983.
  • La Sagrada Biblia; Éxodo 34:27-29.
  • Varias páginas Internet.
  • El gráfico que se acompaña es obra del Arquitecto Manuel Contreras Arias. “TURI”. Técnica: acrílico sobre lienzo, año 1995.  

Ética y estética del Dibujo Manual en la enseñanza de la Arquitectura: «como el agua dejar que fluya» (*)

Según Lefevre, para Heidegger la representación no es nunca una imitación sino una construcción y, como tal, requiere de apoyos provenientes no sólo del mundo de los sentidos sino de la mente. Es volver a presentar modificando lo presentado con aportes del inconsciente, de la memoria y de la experiencia. Por esta razón uno de los sentidos de la expresión artística, entra ellas la expresión gráfica manual, será hacer legibles o visibles los mundos de lo real y lo imaginario, o mejor aún, de lo real transformado mediante la imaginación.

Aprender a dibujar es un arte, una ética y una estética. Es aprender el uso de la mano y de la mente. Es una práctica y un conocimiento. Es la habilidad de la mano, el rigor de la mente y la perspicacia de la mirada. Dibujar es una peregrinación hacia el alba, hacia el sol naciente, hacia la búsqueda de la forma.

La práctica constante, un buen asesoramiento y la ignición son hábitos que se deben fomentar al estudiante para conseguir el talento. Una práctica adecuada implica empujar al límite las habilidades hasta traspasar la frustración.

Los 9 consejos de Leonardo dan Vinci para ser un gran dibujante han sido celosamente acogidos por los más célebres artistas en los 500 últimos años:

  1. Dibuja objetos en movimiento, como una cámara viviente, con el cerebro, la mano y la mirada perfectamente coordinados.
  2. Copia a tu buen maestro hasta dominar su estilo.
  3. Juega con las perspectivas para mejorar la calidad con que percibes las dimensiones espaciales.
  4. Dibuja cosas divinas y grotescas, grandes y pequeñas, para dominar la variedad.
  5. Arregla las cosas en tu mente a través del dibujo sin que te quedes en la copia para trascender y volverte creador.
  6. Dibuja en compañía de tus compañeros para lidiar con la sensación que produce someter un dibujo aún no acabado al juicio del otro porque los buenos estudiantes se preocupan más por la calidad de su trabajo que por la fragilidad de su ego.
  7. Dibuja sábanas y textiles porque nada enseña mejor la importancia de la paciencia, así como los valores de la luz y la estructura.
  8. Dibuja la misma cosa desde distintos ángulos porque nuestro cerebro percibe el volumen, la forma y la textura de los objetos gracias a la luz. Los niños dibujan las cosas como creen que lucen, los principiantes copian lo que ven y los buenos dibujantes dibujan lo que entienden.
  9. Dibuja con el ojo de la mente para desarrollar habilidades adecuadas para la concepción y composición de cada figura. Busca nuevas formas de estimular tu imaginación y utiliza los resultados de tu trabajo, te sorprenderá lo que ocurre.

¡Dibujar, dibujar y dibujar! “Como el agua dejar que fluya”. Dibujar en silencio o con música porque dibujar es una pasión. Es un viaje onírico para registrar el mundo, la naturaleza y mostrar lo que interesa. De este modo la mano se acostumbrará y tomará fuerza como la vida misma. Ventajosamente para dibujar febrilmente a mano y todo el tiempo que se quiera no se necesita de electricidad, sólo un cuaderno, lápiz, pincel, marcador…  Dibujar la ciudad y los paisajes que impresionan como lo han hecho los grandes arquitectos: Le Corbusier, Bernard Rudofsky, German Samper… El rincón de la ciudad, la sabiduría de un detalle constructivo de la vivienda vernácula, el sentido arquitectónico de una palmera, los secretos ecológicos y matemáticos de la verdad y belleza del nido del pájaro hornero…

Mirar todo, oír todo, oler todo, tocar todo, dibujar todo… Esta metodología es extensible a cualquiera que quiera de verdad conocer y apreciar la naturaleza de las cosas, pues solo cuando se conoce algo en profundidad somos capaces de quererlo con intensidad. Parafraseando con el filósofo Spinoza en su Ética nos atreveríamos a decir que nuestro cuerpo con el dibujo manual se extiende hacia el paisaje y la naturaleza ofreciendo de este modo una continuidad entre nosotros mismos y la esencia de las cosas.

Dibujar también lo pequeño y los detalles. Lo pequeño no es incompatible con lo grande, ni lo feo con lo bello, porque en el mundo todo tiene su razón de ser. Esta visión de lo pequeño y de los detalles está presente en Gastón Bachelard: el detalle de una cosa puede ser el signo de un mundo nuevo, de un mundo que, como todos los mundos, contiene los atributos de la grandeza. La miniatura es uno de los albergues de la magnificencia.

El dibujo debe evitar reflejar miméticamente la realidad de las cosas, como una fotografía exacta, sin vida. Al contrario, con plena fuerza y vida, el dibujo poético perseguirá una exactitud transfigurada de las cosas. Más allá de lo puramente visual se debe concebir y dibujar los lugares y la cosas ensayando todo tipo de luces y colores para presentar un catálogo de emociones. Por ejemplo, así lo hizo Van Gogh, el “pintor del futuro”, en la serie de los olivares a las orillas del Ródano.

Un apunte que merece una atención especial es el boceto. Metaforizando con la literatura nos atreveríamos a relacionarlo con un haiku japonés: poema gráfico breve, organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga a significar mucho trazando lo mínimo. El boceto, así comprendido, es una pequeña cápsula cargada de poesía capaz de hacer saltar la realidad aparente. Es una síntesis expresiva. Verónica Luna clasifica los bocetos en abstractos o conceptuales, analíticos o de desarrollo y perceptivos-legibles-entendibles.  

Durante toda la carrera y luego en la profesión, el dibujo manual debe ser un lugar de invención constantemente renovado. Este recorrido por la obra gráfica debe constituirse en una especie de diario íntimo compulsivo en el que los cuadernos, las hojas sueltas y hasta las servilletas, sean los ejemplos más preciados de la vida. Este itinerario no será lineal, porque puede trastocar la estricta cronología y permitirá, más bien, crear ecos entre los diferentes periodos de la formación.         

El itinerario propuesto evitará al estudiante caer en la tentación de utilizar sin beneficio de inventario la basura tecnológica de ciertos programas de dibujo asistido por computador.  Es común en el mundo de la mercantilización de la arquitectura que muchos inversores se enriquecen con ensoñaciones de lujo renderizadas que no pasan de ser falsas operaciones de capitales inmobiliarios.

El texto docente de Verónica Luna, “La Expresión Gráfica Manual como herramienta fundamental para la innovación”, caracteriza al dibujo manual como un lenguaje gráfico ético y estético estructurado de modo complejo en sus tres dimensiones: sintáctica (elementos del dibujo y relaciones), semántica (significados y símbolos) y pragmática (dibujos, bocetos y proyectos). El profesor Miguel Alonso del Val en su Presentación considera al texto como una herramienta irreemplazable de proyectación, además como un método de iniciación para el estudiante y la crítica arquitectónica. El alumno lo debe tener siempre a la mano como un libro de obligada consulta en todas las etapas de formación de la carrera.

(*)      Tomadodel libo “Los caminos del agua” (2023)de la dupla franco-ecuatoriana Marie Combette y Daniel Moreno. En el excelente texto se despliega una serie de viajes en diferentes escalas que dan información del nacimiento de los flujos del agua en la geografía de América Latina. El poético dibujo a mano de las cuencas hidrográficas propone una asimilación consciente de las riquezas naturales de nuestro territorio.

Referencias:

  • El País, Cultura, Rafa de Miguel; “La National Gallery de Londres descubre en Vincent Van Gogh al ´pintor del futuro´”, 11-09-2024.
  • El País Semanal, Victoria Garriga; “Cuando la ciudad es un organismo vivo y cambiante”, 01-06-2024.
  • Centre Pompidou; Exposición: “Picasso: dibujar a lo infinito”, 18-10-2023; 15-01-2024.
  • PIJAMASURF, Arte; “Las 9 técnicas de Da Vinci para ser un gran dibujante”, 05-2017.
  • Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Cuenca, “Plan de Estudios de la Carrera de Arquitectura y Urbanismo”, Edición: Carlos Jaramillo Medina, 2014.
  • Verónica Luna; Universidad de Cuenca, Facultad de Arquitectura y Urbanismo; “La expresión gráfica manual como herramienta fundamental para la innovación”, 2014.
  • Álvaro Malo; “El arte de vivir: Ángel Fernández Alba”, El presidente de la República de Finlandia otorga la Condecoración León de Finlandia al Arquitecto Ángel Fernández Alba. Homenaje de Álvaro Malo, 15-03-2005.
  • Álvaro Malo; “Una ética del desierto: investigación estética”, 2004.
  • Alberto Saldarriaga Roa; “La arquitectura como experiencia: espacio, cuerpo y sensibilidad”, 2002.
  • Baruj Spinoza; Ética demostrada según el orden geométrico”, edición y traducción de Atilano Domínguez, 2000.
  • Jorge Carrera Andrade; “Obra poética”, 2000.
  • José Herman Córdova; “Itinerario poético de Jorge Carrera Andrade”, 1986.
  • Gaston Bachelard; “La poética del espacio”, 1965.
  • Varias páginas de Wikipedia.
  • La imagen que se acompaña muestra uno de los tantos gráficos del texto docente de Verónica Luna, “La Expresión Gráfica Manual como herramienta fundamental para la innovación”. Gráfico N°. 72.- Juan David Castro, p. 201.

Decálogo para los estudiantes de Arquitectura

  1. De todas las definiciones de la música que se han dado a través de los siglos quedan dos proposiciones definitivas: las que indican que es arte y ciencia. Para apreciar sus valores artísticos es suficiente muchas veces, disponerse a escucharla.  Pero para entenderla y comprenderla, situarla en la historia, compararla y penetrar en su esencia, es necesario conocer sus fundamentos artísticos y sus secretos científicos.  

Alcanzar en la infancia la genialidad en la música, en contadísimos casos, ha sido posible. Mozart, siendo aún un niño, mostró sus grandes proezas que parecerían un invento. Incluía desde interpretaciones hasta su portentosa capacidad para componer en pocos días, a veces incluso en una noche, obras de enjundia en cuanto a calidad y longitud. Smetana, el niño prodigio a los 4 años, reemplazó a su padre al violín en la ejecución de un cuarteto de Haydn.

2. En el mundo de los repliegues de la literatura, poesía y las connotaciones múltiples del tesoro de la lengua, se requiere de igual manera de un lento y sostenido aprendizaje, conocimiento filológico, histórico, formal, lectura de buena literatura, estudiándola, degustando su particular modo de producirse.

3. En el caso de la arquitectura sucede exactamente lo mismo que en la música y la literatura. Es ilusorio pensar que se aprenderá fácilmente y que no es necesario realizar esfuerzos y dedicación. Muy por el contrario, para aprender a ver y a sentir la arquitectura, hay que perseverar toda la vida para encontrar sus sutiles mensajes y comprender las buenas propuestas que han existido a lo largo de la historia.

4. Iniciar el estudio de la arquitectura es emprender un camino, siempre inacabado. ¡Caminante no hay camino, se hace camino al errar!  Sin duda, el ejercicio fundamental para el aprendizaje de la arquitectura es recorrerla, atentamente, con la mirada, pero también con todas las capacidades perceptivas de nuestro cuerpo, disfrutando todos sus espacios. La experiencia de la arquitectura es una forma especial de sentir su materialidad y de interpretar sus significados. Lo sensorial informa, la razón interpreta y la emoción siente.

5. De este modo la experiencia del caminar la arquitectura debe traducirse en la elaboración de mapas mentales para trascribir sus huellas y sus trayectorias. Estos imaginarios deben registrar los tres valores fundamentales de la arquitectura: su sensibilidad, su deontología y su epistemología. Es decir, sus sensaciones, sus éticas y sus verdades profundas.

6. Pero la experiencia de la arquitectura también debe nutrirse del atento y reflexivo estudio. Sólo conociendo paso a paso, en sus tiempos históricos, en sus referentes funcionales o técnicos, es posible avanzar en la comprensión de la riqueza de significados y mensajes que la arquitectura nos propone.

7. Marco Lucio Vitruvio, autor de “Los Diez Libros de Arquitectura”, y que vivió en los tiempos de Julio César y de Augusto, proponía que: “La arquitectura es una ciencia y que debe ir acompañada de otros muchos conocimientos y estudios, merced a los cuales juzga de las obras de todas las artes que con ella se relacionan. Esta ciencia se adquiere por la práctica y por la teoría… Por tanto, los arquitectos que sin teoría, y solo con la práctica, se han dedicado a la construcción, no han podido conseguir labrase crédito alguno con sus obras, como tampoco lograron otra cosa que una sombra, no la realidad, los que se apoyaron sólo en la teoría”.

8. El dibujo manual en la enseñanza de la arquitectura es clave para saber representar con ética y estética los mundos de lo real (lo que se ve) y de lo imaginario (los proyectos del estudiante). Aprender a dibujar es un arte, una práctica y un conocimiento. La habilidad de la mano, el rigor de la mente y la perspicacia de la mirada.

¡Dibujar, dibujar y dibujar! “Cómo el agua dejar que fluya”.  Dibujar en silencio o con música porque dibujar es una pasión. Es un viaje onírico para registrar el mundo (la ciudad, la sabiduría de un detalle constructivo de la vivienda vernácula…)  y la naturaleza (la arquitectura de una palmera, la estructura de un saltamontes, las relaciones geométricas áureas del nido del pájaro hornero…). Ventajosamente para dibujar febrilmente a mano, todo el tiempo que se quiera, no se necesita de electricidad, solo un cuaderno, lápiz, pincel, acuarelas, marcador…

9. El estudiante debe practicar con fruición el pensamiento Lógico Matemático Intuitivo desde que comienza sus estudios hasta terminar su carrera. Las conexiones neuronales de su cerebro permitirán, a través de la práctica repetida y la neuroplasticidad, adquirir nuevos conocimientos y facilitar la resolución de modo sencillo y estético los problemas complejos del diseño arquitectónico y urbano en las dimensiones de la sustentabilidad ambiental, cultural, económica y social.

10. En la milenaria historia de la arquitectura, a diferencia de la música, alcanzar en la infancia la genialidad nunca ha sido posible. En este punto es pertinente parafrasear al catador de vinos: como el buen arquitecto, entre más viejo más bueno.

    Álvaro Siza, el gran arquitecto portugués, que conquistó todos los cielos de la arquitectura con premios como el Pritzker, el Mies van der Rohe y el León de Oro de Venecia, a los 90 años sigue trabajando con devoción la funcionalidad y la belleza, porque “la belleza alcanza un punto máximo de la funcionalidad”. En la pared de su oficina de Oporto ha colgado la famosa cita de Samuel Beckett: “Siempre intentaste.  Siempre fracasaste. No importa. Intenta otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

    Referencias:

    • El País Semanal, Tereixa Constenla; “Álvaro Siza: ´ Mis obras más importantes son las que no se han construido´”, 19-06-2024.
    • ArchDaily Team, post TERRAZA, Marie Combette y Daniel Moreno; “Los caminos del agua”, 20-05-2024.
    • Carlos Jaramillo Medina; “La casa del hornero: belleza, verdad y lección alada de arquitectura”, 2004.
    • El Correo; “Mozart, el genio inexplicable”, 5-12-2016.
    • Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la Casa Común; 2015.
    • Alberto Saldarriaga Roa; “La arquitectura como experiencia. Espacio, cuerpo y sensibilidad”, 2002.
    • Ignasi de Solá-Morales, Marta Llorente, Josep M. Montaner, Antoni Ramon, Jordi Oliveras; “Introducción a la arquitectura”, Conceptos fundamentales”, 2000.
    • Municipalidad de Cuenca, Propuesta de inscripción del Centro Histórico de Cuenca Ecuador en la lista de patrimonio mundial. Edición Comentada; Carlos Jaramillo Medina, “Caminar y vivir poéticamente el Centro Histórico de Cuenca. En sus dieciocho años como patrimonio de la humanidad”, 2017.
    • Ediciones del Prado; “Los Grandes Clásicos, Guía de Apreciación Musical”, 1994.
    • Marco Lucio Vitruvio; “Los Diez Libros de Arquitectura”, Traducción directa del latín, prólogo y notas por Agustín Blánquez, Profesor de la Universidad de Barcelona, 1970.
    • La imagen que se acompaña muestra al arquitecto portugués Álvaro Siza, retratado recientemente en su estudio de Oporto. Autor: Joao Pina.
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