San Lorenzo, el mártir español quemado vivo en una parrilla, cuya muerte se conmemora el día 10 de agosto, vertió unas lágrimas al fuego que se tornaron doradas, coincidiendo con el evento cósmico anual denominado Las Perseidas, una prolífera lluvia de meteoritos o estrellas fugaces visibles sobre todo en la madrugada del 11, 12 y 13 de agosto. El monasterio renacentista de El Escorial, de estilo Herreriano y Patrimonio de la Humanidad, dispone en su honor la planta arquitectónica en forma de parrilla.
Las Perseidas, popularmente conocidas como Las Lágrimas de San Lorenzo, son partículas de polvo incandescentes que tienen lugar cuando la Tierra atraviesa la nube de polvo que el cometa 109P Swift-Tuttle, descubierto en 1862, deja tras de sí al acercarse al sol. Son pequeños fragmentos que entran en la atmósfera a velocidades de hasta 210.000 kilómetros por hora. Cuando esto sucede los restos del cometa se desintegran al entrar en la atmósfera emitiendo destellos de luz que forman estrellas fugaces de una fracción de segundo, el suficiente tiempo para pedir un deseo según la tradición cristiana.
Pero no está de más recordar que la luz tiene una velocidad constante. Cuando miramos a las estrellas o a un cometa estamos mirando cómo eran en el pasado, un tiempo tan variable que puede alcanzar desde minutos hasta cientos de miles de años atrás. Por ejemplo, la luz de las estrellas más cercanas a nuestro sistema solar que se encuentra en el sistema Alfa Centauri A y Alfa Centauri B están a 4.3 años luz de la Tierra. Es el tiempo que llevan en recorrer la distancia que hay entre ellas y la Tierra, alrededor de 41.2 billones de kilómetros.
Volvamos a la tradición cristiana para pedir un deseo en estos tiempos de Perseidas, verano y sequía hidrológica, para evitar más tinieblas en nuestro atribulado Ecuador.
Que las cometas que elevamos al sol en nuestra niñez hayan dejado tras de sí muchas lágrimas de alegría. Y que San Pedro, heredero del Dios hacedor de la lluvia y a su única voluntad, abra las compuertas del cielo para que caigan a raudales.
Referencias:
El País, Astronomía, Montero Glez; “La verdad sobre la canícula, las lágrimas de San Lorenzo y las noches de verano”, 15-08-2024.
Como estudiante trabajó en el estudio de Sixto Durán Ballén y en la Oficina de Planificación de la Undécima Conferencia Interamericana de Quito de 1957 que se encargó del diseño y la construcción de las edificaciones que demandaba un acontecimiento de esas proporciones: el Palacio Legislativo, la Cancillería, las terminales de los aeropuertos de Quito y Guayaquil, el Hotel Quito, la matriz del IESS y las residencias para estudiantes en la Universidad Central y la Católica de Quito. Se graduó de arquitecto en el año de 1958 y ejerció la docencia hasta su jubilación.
El salto a Europa produjo el cambio al novel Barragán cuando conoció las obras de los grandes maestros europeos y ejecutó trabajos en Roma y París en el Atelier del conocido arquitecto Alain Bourbonnais. Su experiencia de acampar en Ronchamp, la famosa “chapelle” de Le Corbusier, para beber directamente de la fuente de la arquitectura, le marcó su vida. En este mágico lugar comprendió, a través de esa vivencia extrasensorial, que el arquitecto debe ser un artista completo y un escultor de obras para ser habitadas.
A su regreso de Europa se convirtió en un ser estético trabajando los materiales con la adopción y filiación incondicional a un lenguaje expresivo conocido como “Brutalismo”. El principio que rige es poner en evidencia el material y la técnica de la construcción a la vista (hormigones, mamposterías, piedra, madera…) presentándolos al desnudo, para apreciar su fuerza tectónica y facilitar la interpretación de la dimensión estructural de la arquitectura.
En el Templo de la Patria la idea fuerza empuja en restituir la pendiente natural de la montaña con vigas de hormigón vistas. El Templo de la Dolorosa juega con volúmenes desnudos que aluden el paisaje telúrico del Pichincha. En el Banco Holandés Unido la unidad entre forma y estructura se plasma en la composición ordenada rítmicamente en base a módulos. El edifico Artigas con su fachada portante crea una suerte de panel estructural, a manera de celosía, que permite eliminar la columna y convertir la obra en una escultura urbana. El edificio Atrium respeta el lugar, porque la buena arquitectura plantea siempre un respeto místico hacia el paisaje, prolongando la pendiente del barranco de Guápulo. El edificio Ciespal con su cuerpo escultórico emerge sobre la estructura tipo hongo y lo hace singular.
Con su filiación incondicional al “Brutalismo” optó por la técnica del hormigón estructural que difiere de la técnica de las estructuras del acero que están armadas con pernos y tuercas o con suelda eléctrica en un proceso rápido. El proceso del hormigón visto, en cambio, es lento, artesanal, con encofrados especiales, armado – desarmado – vaciado y de cuidados extremos de los detalles…
Buscó parangones entre el espacio arquitectónico y el espacio escultórico. Por esta razón trabajó denodadamente en cerámica y escultura con técnicas en hierro de la vanguardia europea (Picasso, Gonzales, Chillida, Smith), para descubrir otras formas de construir el espacio escultórico. En el año de 1971 presentó su primera exposición escultórica en Quito. ¿Es entonces, en ese momento, en que la escultura toma fuerza y se nutre de la arquitectura de Barragán? ¿O la arquitectura toma fuerza y se nutre de la escultura de Barragán?
Al artista completo que supo descubrir los secretos del hormigón, el hierro y el fuego para fundir tiempos, espacios y memorias, el Colegio de Arquitectos de Pichincha elogia su rotunda obra: “A usted, Arquitecto Milton Barragán, que nos deja su huella impecable y contundente en el entorno de esta ciudad que miramos y caminamos a diario, en sus esculturas que hablan de temas eternos de la humanidad, en su palabra llena de ímpetu, convicción y verdad”.
Referencias.
Arquitectura y Sociedad, N° 17, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador, Arq. Patricio Serrano y Arq. Manual Durán; “El propósito experimental de las cosas”, Conversación con Milton Barragán Dumet, 2012.
TRAMA, Evelia Peralta y Rolando Moya; “Guía Arquitectónica de Quito”, 2007.
La Facultad de Arquitectura debería cumplir tres objetivos estratégicos en la enseñanza del Urbanismo:
1. Provocar en el estudiante la reflexión de la ciudad en la historia, estudiar las definiciones de ciudad y conocer la importancia de los imaginarios urbanos.
2. Diseñar fragmentos urbanos desde la sustentabilidad.
3.Conocer la disciplina de la Planificación Urbanística en lo concerniente a conceptos básicos, figuras y métodos.
Todo comenzó en Ur, de Caldea…
“Tare pues tomó consigo a Abram su hijo, y a su nieto Lot, hijo de Arán, y a Saraí su nuera, esposa de su hijo Abram, y los sacó de Ur de los caldeos, con ánimo de pasar a tierra de Canaán: y llegaron hasta Harán, y se establecieron allí”. La historia de Caldea se confunde con la de Asiria y Babilonia, pero se tiene en Ur, a orillas del Éufrates, al paradigma de origen de la ciudad, gracias a la aplicación de la agricultura de regadío y la invención de la escritura.
Y luego se construirán, en el bucle del tiempo, las ciudades antiguas de Egipto, Asiria y Persia; las clásicas de Grecia y Roma; las aborígenes de América; la islámica y medieval, del renacimiento, barroco y neoclásico europeo; la colonial americana, de la primera revolución industrial en Europa y América; la ciudad y urbanística moderna con sus variantes; y la imparable urbanización del mundo globalizado cuya población urbana en el 2050 alcanzará los dos tercios de los terrícolas. (*)
Conceptos de ciudad
El concepto de ciudad ha variado en la línea del tiempo. Por ejemplo, ha sido definida por Aristóteles en su “Política” como una asociación de ciudadanos que tiene derecho y libertad de participar del gobierno, del consejo y de la judicatura. Pero a esta clásica definición la debemos ajustar la dimensión sociológica e histórica como producción espacial y política de las luchas y contradicciones de la “cuestión urbana” (Castells); como proyección histórica y colectiva de la sociedad para el “derecho a la ciudad” (Lefebvre); y como mercancía urbanizada, caotizada y contaminada por el capital, con el derecho a cambiarla democráticamente, con espacios urbanos comunes, a partir de nuestras creaciones y anhelos más profundos: “un problema para cualquier planificador, arquitecto o pensador utópico” (Harvey).
Desde la perspectiva de estas cuatro definiciones se puede considerar a la ciudad como una forma social continua en el tiempo y en el espacio, que se construye a partir de procesos colectivos de conflicto, negociación y cooperación que se sustentan en el espacio. Pero también al revés, una ciudad puede desconfigurarse y reducirse a mero espacio urbanizado, socialmente desintegrado en guetos en la medida que no hay capacidad de resolver las contradicciones económicas y culturales que la atraviesan y amenazan. Por ejemplo, el surgimiento de la “ciudad de muros”, una suerte de paranoia urbana caracterizada por la vigilancia, el control y la exclusión; y otras ciudades donde se muestra con rotundidad la disparidad entre los barrios de indigencia y opulencia. “…Se crean urbanizaciones ´ecológicas´ sólo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial. Suele encontrarse una ciudad bella y llena de espacios verdes bien cuidados en algunas áreas ´seguras´, pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los descartables de la sociedad” (Laudato Si, 45)
Imaginarios urbanos
También se debe considerar que el concepto de ciudad abarca, a más de la evidencia física de su existencia y su estructura formal, la importancia de sus imaginarios e interpretación social del espacio urbano como lo describen con lucidez Kevin Lynch, Armando Silva, Álvaro Niño… La experiencia cotidiana de sus ciudadanos es la condición necesaria para la comprensión y comunicación de los espacios sociales y culturales que otorgan sentido a la ciudad.
La buena literatura de todos los tiempos ha tenido casi siempre una ciudad como telón de fondo. Y lo mismo que las mejores descripciones del cuerpo y alma de París se la debemos a Balsac, las de Madrid son obra de Galdós, Estambul de Pamuk, La Habana de Cabrera Infante, Montevideo de Onetti, Lima de Vallejo, México de Octavio Paz, Bogotá de Silva, Cuenca de Jara Idrovo…. No deben perderse de vista, al estudiar las ciudades, las valiosas fuentes que nos ofrece la literatura.
Diseñar fragmentos urbanos en la ciudad: una calle, un parque, una plaza, un conjunto habitacional…
Álvaro Niño propone para la interpretación y el diseño de fragmentos de la ciudad acoger la multiplicidad de la escritura colectiva de lo urbano a través del libre juego de mapas. Se propone desarrollar una estrategia que permita reconstruir un saber compartido en torno al espacio urbano, es decir, llenar el vacío que se ha generado entre el urbanista (en nuestro caso el estudiante) y el ciudadano y que hace imposible la plena comunicación. Este vacío solo se puede llenar mediante el encuentro de representaciones que supere al simple plano urbanístico,que excluye la complejidad y la diferencia de lo urbano. (**)
El libre juego de mapas permitirá recuperar el status creativo de la lectura de los textos de la realidad urbana y consolidar una técnica de lectura-escritura que permita abordar con calidad, pertinencia, coherencia y consistencia la complejidad del diseño urbano en la ciudad contemporánea. Y con mayor rigor si se trata de intervenir en lugares de alto valor patrimonial.
Álvaro Siza considera que la arquitectura hace lugar y, con el proyecto realizado, se demuestra cómo el lugar puede dominar la arquitectura y, a la vez, cómo puede también dominar la arquitectura al lugar. Más que obedecer a una relación simple con el lugar, la arquitectura lo potencia, acota y califica. Los conocimientos que el estudiante adquiera en las disciplinas del Urbanismo, la Planificación Urbanística y el Proyecto Arquitectónico se retroalimentarán positivamente.
Caminante no hay camino, se hace camino al errar
Pensar la ciudad y diseñar fragmentos urbanos sólo acontecerá como aprendizaje, pues el pensar la ciudad y diseñar en la ciudad con la participación del ciudadano estará siempre abriendo camino. Caminante no hay camino, se hace camino al errar. Este creativo recorrido académico le dará sentido a la enseñanza del Urbanismo en nuestra Facultad.
(*) Se calcula que en 2050 casi el 70% de los niños del mundo vivirá en zonas urbanas, muchos de ellos en barrios marginales.
(**) “El plano urbanístico es un calco. Establece los límites de la representación con base a su eje generativo: la función, la estructura urbana, la morfología, el espacio público, convertidos en principio del modelo, en valor absoluto y origen, cada uno en su terreno, de toda referencia o relación, sobre codificando el mundo de la vida.” (A. Niño)
Referencias:
El País, Irene Caselli, Jesús Iglesias Saugar;” Rediseñar nuestras ciudades desde su ´jugabilidad´, 04-07-2024.
Leonardo Zaldumbide, Diario El Telégrafo, cartóNPiedra, “Del caminante y la paranoia al derecho a la ciudad”, 25-08-2013.
EL PAÍS SEMANAL, “El desafío de las ciudades”, Anatxu Zabalbeascoa; “La imparableurbanización del mundo”, 12-05-2019.
Papa Francisco; “Carta Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la Casa Común”, 24-05-2015.
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Cuenca, Editor: Carlos Jaramillo Medina, “Plan de Estudios”, 2014.
Josep García Cors, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca, Cuaderno N° 2. Mano a Mano, hablando de arquitectura, Carlos Jaramillo Medina – Josep García Cors; “Caminante no hay camino, se hace camino al errar”, 2014.
Omar Alonso Urán Arenas; “Urbe y ciudad: la necesaria distinción. Notas para un análisis sociológico y político de la realidad política urbana”, 2013.
Luis González de Alba; “Todo comenzó en Ur, de Caldea”, 11-01-2009.
David Harvey; www.sinpermiso.info. Traducción de Gerardo Pisarello, “El derecho a la ciudad”, 05-10-2008.
EL UNIVERSO, Historia Universal; “Prehistoria y primeras civilizaciones” y “Un mundo globalizado”: N° 1 y 17, 2004.
Álvaro Niño Ramírez; “La gesta el signo. Hacia un Semanálisis urbano”, 2002.
Armando Silva; “Imaginarios Urbanos. Bogotá y Sao Paulo: cultura y comunicación urbana en América Latina”, 1992.
Gustavo Munizaga Vigil; “Las Ciudades y su Historia: una Aproximación”, 1999.
Sagrada Biblia, traducción de LA VULGATA LATINA al español (1884) por el Ilmo. Don Félix Torres Amat. Edición EDISSA LTDA: 1999.
Aristóteles; “Política”, Vo. I, 1985.
Fernando Chueca Goitia; “Breve historia del urbanismo”, 1979.
Leonardo Benévolo; “Historia de la Arquitectura Moderna”, 1974.
Kevin Lynch; “La imagen de la ciudad”, 1960.
La imagen que se acompaña corresponde al Proyecto Gráfico de Fausto Cardoso Martínez: “Santa Ana de los Ríos de Cuenca vista desde el cielo”: El Vado, Mercado 10 de Agosto, San Francisco, El Padrón y el Centenario. 2006.
La humanidad le debe mucho a las matemáticas. Las civilizaciones y las culturas siempre han recurrido a ellas. Quienes las dominaron la utilizaron para su propio desarrollo y para explicar el mundo y el universo.
Curiosamente Nobel, el filántropo científico, no legó su fortuna a la madre de todas las ciencias: las matemáticas. Se dice que no veía una aplicación práctica a un campo abstracto que el mismo cultivó.
En todo caso, los matemáticos tienen su propio premio: las medallas “Fields”, un galardón que la Unión Matemática Internacional entrega cada cuatro años a los más destacados matemáticos.
Con medallas o sin ellas parece que existe una verdad irrefutable: las matemáticas están detrás de la Naturaleza (Galileo dijo: “las leyes de la Naturaleza están escritas en el lenguaje de las matemáticas”), las ciencias, las artes y las disciplinas porque para llegar a un recóndito planeta, diseñar un chip, o un edificio, siempre, hará falta la base matemática. Las matemáticas son una manera de describir la realidad y averiguar cómo funciona el mundo, un lenguaje universal que se ha convertido en el patrón oro de la verdad.
Pero tratemos de definir qué es lo matemático. La esencia de las matemáticas no se determina por los cálculos numéricos sino por el conocimiento de la esencia de las cosas, es decir, por la “cosidad”. Por ejemplo, para la disciplina de la arquitectura por el preguntar sobre la esencia del espacio, la materia, fuerza, estructura, expresión y la forma.
Las matemáticas, bajo esta concepción, es un rasgo fundamental de la nueva forma de pensar. Se supera de esta manera el estilo normativo dogmático del pensar escolástico medieval y del moderno racionalista cartesiano. Sin embargo, de ese sentido esencial de las matemáticas se han derivado históricamente otras matemáticas específicas o restringidas, como la fundamentación de la Geometría Analítica de Descartes, el Cálculo Infinitesimal y Diferencial de Newton y Leibniz y la teoría revolucionaria de la Relatividad de Einstein.
Este carácter de las matemáticas, en sentido restringido, fue posible sobre la base de su rasgo fundamental, del pensar sobre la esencia de las cosas en general. Los números, bajo esta óptica, serán una parte importante del formalismo matemático de esa ciencia.
Pero el hombre, como sostienen Kant y Heidegger, para pensar sobre la esencia de las cosas, a más de pensar racionalmente, lo debe hacer también intuitivamente. Pensamiento intuitivo entendido por la epistemología como el conocimiento inmediato, de percepción, de razonamiento abreviado y de sentido común. Estas variedades de intuición intelectual no requerirán de ningún tipo de deducción.
Según las últimas corrientes científicas se considera a la intuición dentro del marco de la investigación de las acciones cognitivas como cognitivismo. Se concluye de este modo que es un problema de transversalidad en que intervienen multitud de ciencias tanto positivas (neurofisiología, biología molecular, genética, psicología, etc.) como filosóficas (antropología, sociología, lingüística, cultura… etc.). Por tanto, la intuición no es una facultad distinta a la actividad racional y creativa ordinaria; su diferencia radicaría en que el proceso que da lugar a su realización práctica se llevaría a cabo mediante una intervención automática del subconsciente, en el que este seleccionaría la información guardada en la memoria relevante en cada situación particular.
El conocimiento humano según esta visión debería desarrollar una intuición conceptual de carácter judicativa; o si se prefiere decir el conocimiento humano, para ser complejo, debería estar estructurado en una unidad de pensamiento racional e intuición. El primero, subordinado en la lógica racional bajo los principios de la razón, y, el segundo, subordinado en la lógica de la sensibilidad, bajo los principios de la intuición.
Lógica e intuición serán por tanto las doctrinas que actúan en unidad de acto alrededor de las matemáticas, pensando sobre la esencia de las cosas. A este modo de pensar complejo se denomina Pensamiento Lógico Matemático-Intuitivo (PLMI) y se enriquecerá a través de los siguientes procesos cognitivos: intuir, poetizar, razonar, demostrar, argumentar, interpretar, identificar, relacionar, graficar, calcular, inferir, efectuar algoritmos, modelizar…
En la enseñanza de la Arquitectura debe estar presente el PLMI en permanente juego dialéctico. Y los procesos cognitivos descritos, con el desarrollo de actividades secuenciales y relacionadas, permitirán llegar a dar respuestas creativas a un problema planteado. El matemático ruso Edward Frenkel formula: “resolver un problema matemático es como completar un rompecabezas, sólo que no sabes de antemano cómo será la imagen final”. ¿Forma análoga a la resolución de un proyecto arquitectónico?
Al estudiante se le debe inculcar practicar con fruición el pensamiento PMLI. Las conexiones neuronales de su cerebro permitirán, a través de la práctica repetida y la neuroplasticidad, adquirir nuevos conocimientos y facilitar la resolución de modo sencillo los problemas complejos en los campos de los números, la geometría y la creatividad.
Las reflexiones expuestas podrían servir de fundamento para la enseñanza de las matemáticas en las carreras de arquitectura. Pensamiento PMLI que ayude al estudiante a pensar lógica e intuitivamente en torno a las cualidades arquitectónicas del espacio, la materia, fuerza, tecnología, estructura, expresión y la forma.
Para este propósito, las estrategias de los números y la geometría se constituirán en los métodos más eficaces para desentrañar los secretos de esas cualidades arquitectónicas.
Referencias:
Neuros center; “¿Qué es la neuroplasticidad?”, 04-10-2022.
Edward Frenkel; “Amor y matemáticas “, 2018.
Universidad de Cuenca, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Editor: Carlos Jaramillo Medina; “Plan de Estudios, Diseño Curricular de la Carrera”, 2014.
Universidad Politécnica de Valencia, Cristina Marco García; “Fachada Norte Museo de las Ciencias”, 06-2011.
Diario EL COMERCIO, Andrea Rodríguez Burbano; “Para la madre de todas las ciencias no hay un premio Nobel”, 9-10-2005.
Mario Bunge; “Intuición y razón”, 1996.
Martín Heidegger, “La pregunta por la cosa”,1985.
Varios conceptos en torno a las matemáticas han sido avalados por el Ingeniero Eugenio Reyes Jerves, Profesor Principal de Matemáticas e Instalaciones de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca.
El Profesor Reyes se refiere a la enseñanza de las matemáticas para los estudiantes de arquitectura con este sugerente símil: si un atleta de élite, previo a la competición, requiere realizar ejercicios de calentamiento para alcanzar el mayor rendimiento, también el alumno demanda calentar los motores de la red neuronal de su PLMI para luego resolver de modo sencillo los problemas complejos en los campos de los números, la geometría y la creatividad.
La revisión y ajuste de varios conceptos filosóficos son aportes valiosos de Juan Sanmartín Grau.
Varias páginas de Wikipedia.
La imagen que acompaña el texto corresponde a uno de los edificios de la “Ciudad dela Artes y las Ciencias” del Arquitecto – Ingeniero Santiago Calatrava (Valencia, España, 1998). Fotografía: Carlos Jaramillo Medina (2014). Sus obras aluden a las formas orgánicas que contienen los secretos numéricos y geométricos de la naturaleza.
Hay que vivir para edificar la casa y no edificar la casa para vivir en ella. La casa crece a la medida de su dueño porque es una maravilla del universo y no una simple construcción material hecha como símbolo de una tecnología.
La cueva de la casa tiene poderes de nido y por tanto una espacialidad redonda. Es un rincón curvo, una geometría habitada para el amor, el reposo y la imaginación. El casillero del ser es la casa. La casa es el armario de los recuerdos.
Es también calor tibio inicial primitivo. Espacio útero, iluminado e iluminador. La sucesión de buhardillas y rincones son los sitios mágicos de la casa.
El cuarto con chimenea es uno de esos rincones donde nos proyectamos, el lugar para la meditación y para poner la mente en blanco. El rincón para agazaparnos encogiendo el cuerpo contra la tierra para regresar a lo telúrico.
El alma vive este rincón. Lo recorre en circulo y al mismo tiempo se inmoviliza para comprenderlo mejor.
El fuego de la chimenea invita además a levitar el alma. El cuerpo se inmoviliza, pero el alma se desliza lentamente. Esto solo es posible frente al hogar. Solo frente al hogar se crea más lugar y crece nuestro mundo.
El fuego pertenece por su naturaleza a las formas que se elevan en contraposición al mundo descendente del agua.
Cuando el fuego se eleva fuerte induce al movimiento, a la dinamia y repetición. Invita a respirar cósmicamente para olvidarnos, aunque sea por un momento, de nuestras agonías humanas. También se produce en nosotros una actitud hipnótica, contemplativa, que agranda el ser.
Etimológicamente la palabra fuego tiene un alma latina: focus, que se refería al sitio donde se prendía la lumbre para cocinar y calentar la casa. De ahí las palabras foco y enfocar. El cambio de focus a fuego, nos recuerda que la -o-tónica en latín se diptonga en -ue-en castellano patrimonial. El cambio de cus a go final se encuentra en otras palabras, por ejemplo: luego (de locus), juego (iocus) y mago (magicus). Por lo general la f inicial del latín se pierde en castellano. Por ello la palabra fuego dio lugar a hogar y hoguera.
Los merodeos descritos se asientan en una remota arqueología humana. El fuego era sagrado en el comienzo del mundo. Los antiguos hombres vivieron los fuegos sagrados para dominarlo. El fuego así se adhirió a lo sagrado. Fuego y mundo nacieron originariamente en forma indisoluble.
Casa y fuego, fuego y hogar. El hogar es la casa del fuego, el lugar poético para la tertulia, donde el proceso de combustión se combina poéticamente con el oxígeno del aire doméstico de la casa.
Referencias:
Diccionario RAE y ASALE, 2023.
Margarite Yourcenar; «El tiempo gran escultor», 1983.
Antes que los humanos poblaran nuestro planeta existía solo la omnipresencia de los animales gigantes: en la tierra la megafauna, como los mamuts, mastodontes, elefantes antiguos y otras especies raras, recorría grandes distancias, consumía ingentes cantidades de alimentos y defecaba mucho; mientras que, en el agua, millones de enormes ballenas recorrían los mares e igualmente cagaban en cantidades industriales.
Todos esos excrementos ricos en nutrientes alimentaban una cinta transportadora global de nutrientes que fertilizaba la biosfera desde las profundidades del océano hasta la cima de las montañas. Un estudio de la revista PNAS publicó una interesante conclusión: que, tras la extinción de la megafauna, al final de la última Edad del Hielo, y además por la continua caza de ballenas y la destrucción del mundo natural, aquella bomba de reciclaje de nutrientes, impulsada por esos animales gigantes, ahora funciona a solo el 6% de su antigua capacidad, privando de nutrientes vitales a los ecosistemas, como la selva amazónica, haciéndolas más vulnerables al cambio climático.
En el mundo actual, en el que la megafauna ha desaparecido casi por completo y el hábitat natural está en franco deterioro, los nutrientes presentes en los excrementos de los humanos y los animales, así como en los abonos químicos que se utilizan en la agricultura de modo indiscriminado y utilitarista, no se devuelven a los ecosistemas naturales.
Los sistemas naturales, igualmente, se ven afectados por las aguas residuales que se vierten a ríos, lagos y mares. También la escorrentía agrícola desencadena floraciones y algas nocivas que agotan el oxígeno y matan peces a gran escala.
Mientras que en nuestra corta historia de la humanidad no hemos aprendido a reciclar los nutrientes, la naturaleza lleva millones de años haciéndolo con eficacia gracias en parte a las criaturas más grandes de la Tierra: las ballenas.
El científico americano Joe Roman en su libro que lleva el sugerente título: “Comer, hacer caca, morir: cómo los animales hacen nuestro mundo”; llama “bomba de las ballenas”, al sistema por el cual sus deyecciones ayudan a regular el clima y el flujo de nutrientes en el océano. Las ballenas hacen sus necesidades cerca de la superficie porque la presión de las profundidades dificulta la defecación.
Las ballenas influyen en los ecosistemas marinos “buceando, alimentándose y tomando los nutrientes de las profundidades oceánicas, saliendo a la superficie y liberando estas plumas fecales”. Desempeñan un papel clave en el bombeo de nutrientes de las profundidades oceánicas a través de su alimentación y defecación, lo que se traduce en más vida marina y un ecosistema más rico.
Y qué decir de las ballenas jorobadas que en los tiempos marinos de cada año inician su travesía de 7.000 km. desde la Antártida hacia las cálidas aguas del Pacífico ecuatoriano. Adicionalmente a su rol clave en el bombeo de nutrientes se convierten en el epicentro del amor, pues, entre los meses de junio a octubre escogen al “País de los Cuatro Mundos” para dar a luz a sus crías.
La caca de las ballenas y su orina son además ricas en hierro, nitrógeno y fósforo. Fertilizan el fitoplancton ayudando de este modo a enfriar el planeta. También realizan el proceso de fotosíntesis para producir oxígeno en el aire, al tiempo que absorben carbono para mitigar el cambio climático.
Pero el efecto del fitoplancton fertilizado desencadena además el milagro de la cadena alimentaria de la naturaleza: sirve de alimento a los peces forrajeros (anchoas y sardinas) que se convierten en presas de depredadores de aves y mamíferos marinos transfiriendo nutrientes de las profundidades oceánicas. Y esas aves, con su enigmático vuelo programado de formación en “v”, regresan a la costa cargados de nutrientes y ascienden por la cadena alimentaria hasta acabar en los excrementos de los buitres encaramados en las regiones montañosas. Al llover, los nutrientes contenidos en las heces se disuelven en el agua y descienden por las laderas, esteros y esterillos, – como el Oloncito, ubicado en la comuna de Olón de la Provincia de Santa Elena, en la Ruta del Spondylus -, llegando finalmente al océano y completando el milenario ciclo de nutrientes que sustenta la biosfera.
Y en esos territorios de amplios horizontes, ricos en nutrientes de varios tipos, a medio camino entre los mundos del océano y del continente, en la costa, habita el manglar y otras especies vegetales como los árboles de algarrobo, balsa, cedro y jaboncillo. El manglar es un árbol acuático con largas raíces aéreas que flotan al compás del mar permitiendo la respiración de la planta ante la carencia casi absoluta de oxígeno.
En el Ecuador los bosques de manglar han desarrollado adaptaciones estructurales y funcionales que los convierten en un recurso ambiental para disminuir riesgos producidos por el incremento del mar e inclusive sunamis. Su gran valor medioambiental radica en captar carbono de la atmósfera hasta cuatro veces más dióxido de carbono que otros ecosistemas boscosos. Igualmente es rica la diversidad de especies acuáticas y aéreas que también participan del banquete de la cadena alimentaria: la anchoa, pinchagua, concha prieta, ostión e iguana verde; y en cuanto a aves, los cormoranes, pato aguja, garza blanca y Martín pescador, entre otros.
Si los peces, animales y las aves ayudan al sistema circulatorio del planeta, transportando y reciclando nutrientes, la “bomba de las ballenas”, según el estudio de Joe Roman, debe ser su corazón porque proporciona el primer impulso que inicia el ciclo. Y como el corazón también es la encarnación del amor, por esa misma razón, las ballenas jorobadas lo practican con danzas aéreas en los tiempos marinos de cada año en las cálidas aguas de las costas de Esmeraldas, Santa Elena y Manabí.
Referencias:
PRIMICIAS; “Caso Olón: ¿Qué tipo de flora y fauna tiene el Esterillo Oloncito?, 17-05-2024.
Radio Pichincha, Ramio Ávila; “El caso Olón fue una franca y abierta vulneración a los derechos de la naturaleza…”, 16-05-2024.
BBVA, Ciencia – Biociencias; “La huella de los excrementos en la salud del planeta”, 20-04-2024.
Joe Roman, “Comer, hacer caca, morir: cómo los animales hacen nuestro mundo”; 2023.
WWF, Eddy Silva; “El manglar, un árbol aéreo”, 26-07-2017.
EcoDebate; “Investigación publicada en la revista PNAS prevé una extinción masiva de plantas y animales”, 13-07-2017.
El primero y único arquitecto que ingresó como miembro de la Real Academia Española (RAE) para ocupar la silla “o” falleció en Madrid este 7 mayo a los 96 años. Su misión en la RAE, desde que tomó posesión el 12 de marzo de 2006, fue “intentar llevar la voz de la ciudad al lugar donde se crean las palabras”. Se distinguió como uno de los arquitectos españoles de mayor calado de la segunda mitad del siglo pasado y comienzos del presente.
Nació en la ciudad universitaria de Salamanca y se tituló de arquitecto en 1957. Como académico de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid dictó la emblemática cátedra de Elementos deComposición y asignaturas en las Enseñanzas del Doctorado. Recibió además las distinciones de profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid, doctor honoris causa por las universidades de Valladolid, Alcalá de Henares y la Politécnica de Cartagena.
Recibió varios galardones en su aquilatada vida profesional y académica, entre los que se destacan: Premio Nacional de Arquitectura en 1963, Premio Nacional de Restauración en 1981 y la Medalla de Oro de Arquitectura de 2002 por la “excelencia constructiva de su obra y su constante compromiso”.
Perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, director del Patronato del Museo Español de Arte Contemporáneo, director del Instituto de Conservación y Restauración del Patrimonio Artístico y formó parte del Patronato del Museo del Prado. Desde estos espacios del más alto prestigio intelectual “intentó incorporar la modernidad a la época oscura de los cincuenta y los sesenta en España”.
Entre sus obras más relevantes se destacan varios edificios institucionales y obras de restauración. El Convento del Rollo de Salamanca, premio Nacional de Arquitectura; el Observatorio Astronómico Nacional, que le hizo merecedor al premio Nacional de Restauración; la recuperación del Antiguo Hospital San Carlos, para su transformación en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia; autor de la restauración de la Plaza Mayor de Salamanca; la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid; el Centro de Investigaciones Biológicas; la Casa de la Cultura de Vitoria y el Edificio Politécnico del Campus Universitario de Ciudad Real.
Coherente con su práctica democrática y fiel a su pensamiento como un “hijo de la razón”, escribió varios textos académicos e innumerables ensayos de enorme influencia y actualidad en el mundo del arte, la arquitectura y el urbanismo. También ejerció la crítica en una treintena de artículos que publicó en el diario EL PAIS, de extraordinaria densidad y originalidad, en los que se ocupó de la obra de Gaudí, la teoría del arte, la planificación urbana y la poética del espacio.
Para la academia y especialmente para sus estudiantes de arquitectura, con quienes tenía una fluida relación horizontal maestro – alumno, publicó “El diseño entre la teoría y la praxis” (1971), “Devaria restauratione: intervenciones en el patrimonio arquitectónico” (1999), “La ciudad herida” (2001) “El Escorial, metáfora en piedra” ((2004), “En el umbral de la palabra” (2016), “Azules de otoño cerrado” (2021), “Cantos rodados” (2022) y “Quiebran albores” (2023).
Sus textos sobre “Laenseñanza de la arquitectura” escritos con la colaboración de su esposa, una destacada pedagoga española, se constituyeron en consulta obligada de la academia. Tuvimos el privilegio y el honor de asistir a sus clases magistrales de esa asignatura en el programa del Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid, a mediados de la década de los 70 del siglo pasado.
Cuando tomó posesión en la RAE leyó su discurso de incorporación titulado “Palabras sobre la ciudad que nace”, para “intentar llevar la voz de la ciudad al lugar donde se crean las palabras”. En esta ocasión describió de modo patético el fenómeno urbano de comienzos del siglo 21: “Somos testigos, en la ciudad de la información… de un conjunto creciente de signos, de artefactos efímeros, historias fugaces y precipitadas memorias de la lógica narcisista del consumo en una compulsión neutralizadora, en una esquizofrenia mediática que escinde la propia subjetividad…”
Fernández Alba fue un emancipador, un promotor ideal de una visión humanista que correspondió a los planteamientos más lúcidos para entender el accidentado presente y nuestro esperado, esperanzado porvenir.
Llevó con sabiduría la voz de la casa grande de la ciudad a la casa donde se crean las palabras: la Real Academia Española.
Referencias:
Diario EL PAÍS, Cultura, Manuel Morales; “Muere el arquitecto y académico de la RAE Antonio Fernández Alba a los 96 años”, 07-05-2024.
Antonio Fernández Alba; “En el umbral de la palabra. Entorno urbano, espacios y lugares de la sede de la Real Academia Española”, 2016. Edición dedicada al edificio institucional de clara inspiración en la arquitectura griega, pero con una interpretación ecléctica, diseñado por el arquitecto Miguel Aguado de la Sierra e inaugurado en 1894.
Fernández Alba; “Palabras sobre la ciudad que nace”, Discurso leído el día 12 de marzo de 2006 en su recepción pública como miembro de la Real Academia Española y contestación del Excmo. Sr. Don Emilio Lledó Íñigo, Madrid, 2006.
Existe en arquitectura una dictadura de la vista sobre el tacto, el olfato, el oído y lo háptico. Pero podemos felizmente descubrir que andar, pasear, entrar, salir, refugiarse en una buhardilla, etc. son relaciones corporales más ricas que la simple perspectiva.
La arquitectura por ello no es solamente un espacio que se distribuye con los ojos, sino que se recorre con el cuerpo. La arquitectura es el mundo de múltiples sensibilidades que pueden ser vividas intensamente a través de las metáforas.
La metáfora es el recurso predilecto de la poesía para liberarse de las restricciones de la causalidad convencional y establecer relaciones transformadoras basadas en los aspectos de la estructura analógica. Por ejemplo, en Jorge Carrera Andrade, la metáfora conecta dos cosas aparentemente irreconciliables: el moscardón y la uva de la siguiente manera:
Moscardón: uva con alas
Con tu mosto de silencio
El corazón se emborracha.
Pero este recurso retórico debe tener un conocimiento de la esencia de las cosas, (la uva y el moscardón en el ejemplo de JCA) que permite, a la manera de un resorte, potenciar las limitadas cualidades reales de los objetos a proporciones líricas muy atractivas.
Para construir metafóricas es necesario conocer las características sustantivas de las cosas. En el caso de la piel se debe saber lo siguiente:
Que viene del latín pellis, que se refiere al cuero, corteza, epidermis, pellejo, tegumento, membrana. Los romanos se referían con este vocablo a la tienda de campaña y solían decir “Speciosus pelle decora” a quienes engañan con bellas apariencias.
La piel es el cuero curtido para la industria, la corteza como parte exterior del árbol o de las frutas, la epidermis como la capa más superficial de los seres vivos, el pellejo que cubre la carne de los animales, el tegumento como membrana que cubre el tejido de algunas partes de las plantas, y la membrana como piel delgada o túnica a modo de tejido, flexible, elástica, que en los seres orgánicos cubre vísceras, absorbe y segrega humores.
Que la sensibilidad cutánea es el conjunto de sensaciones que es capaz de percibir la piel. El sentido del tacto despliega las sensaciones táctiles, térmicas y dolorosas con sus receptores y glándulas distribuidos en forma diferencial por toda la piel.
Que las funciones de la piel cumplen roles de frontera, líneas de defensa, protección, relación con el exterior, ajuste de secreción y excreción y regulación del medio ambiente del individuo mediante el control térmico e hidrosalino.
Que la piel tiene anexos indispensables que penetran en la dermis y que están constituidos por el pelo y las uñas. No podemos concebir un bello cuerpo sin pelo ni vello, – exceptuando las estatuas de mármol clásicas -, esos filamentos cilíndricos, sutiles que nacen y crecen entre los poros de la piel. O también unas generosas manos sin uñas que crecen unos cuantos centímetros al año, curiosamente al mismo ritmo del movimiento de las placas tectónicas litosféricas ubicadas a 100 kilómetros de profundidad de la tierra.
Y también se debe saber que la piel es proclive a las inflamaciones, infecciones, enfermedades sistémicas y otras afecciones cutáneas. Así como a regeneraciones naturales, cicatrices, injertos y cambios por cirugías de diversos tipos.
Pero la palabra piel o similares pueden no solo servir para dar simples definiciones sino también para construir significaciones metafóricas. Por ejemplo, “ese político tiene piel de hipopótamo”, “hay quesacar los cueros al sol”, “no vale la pena ahora estar en cueros”, “ese cuerazo”, “perder el pellejo”, “estar en el pellejo del otro”, “es un lobo con piel de cordero”, etc.
Con mucha creatividad la metáfora de las pieles en la arquitectura puede ser un recurso poético para superar el mundo árido de la razón, entrar en el fértil territorio de las sensaciones y asociaciones, halagar los sentidos, buscar la sorpresa sensitiva, la fulguración repentina y la lucidez de los espacios.
Por supuesto que la metáfora de las pieles de ninguna manera quiere decir que la arquitectura va a estar revestida con la cáscara de una fruta, el cuero de un borrego, el pellejo de una gallina, o el tegumento de los óvulos y las semillas. Metaforizar no significa en ningún caso trasponer literalmente los elementos y las cualidades de una cosa a otra, sino más bien conectar mediante saltos conceptuales figurativos e intuitivos sus esencias para obtener nuevos mundos y sentidos.
La metáfora de las pieles en arquitectura ha sido trabajada recurrentemente desde el momento en que Le Corbusier proclamó la liberación de la fachada respecto al dominio tiránico que para él ejercían la planta y la estructura. La consecuencia de esta emancipación fue el aporte de la tecnología mediante la invención del muro cortina de vidrio y en las próximas décadas se incorporaron la piedra, mármol, cerámica, cristal y nuevos materiales elaborados como el titanio y otros de origen orgánico, con finas láminas que envuelven los edificios, muy eficientes desde el punto de vista técnico, para reconciliar pasado y presente a través de la Arquitectura Contextual en los paisajes urbanos.
Los conceptos, significados y experiencias que se pueden interpretar en esos proyectos pueden ser:
Una nueva materialidad compleja (visible, estructural interna y asociativa simbólica) que señalan fuerzas más que materias inertes;
Intensidades más que extensiones;
Distancias más que medidas;
Variaciones continuas más que constantes;
Visiones próximas más que lejanas;
Percepciones hápticas más que ópticas, es decir experimentaciones complejas visuales-tácticas en las que la mirada acaricia los materiales; y,
Los materiales poseen una fuerza mística que debe ser descubierta y apropiada para su interpretación, en un mensaje que habla el lenguaje de la construcción de pieles y texturas.
En consecuencia, la metáfora de las pieles en arquitectura puede constituirse ambientalmente integrada y reconocible como perteneciente a su momento histórico. Y también como estrategia para establecer continuidades entre lo nuevo y lo antiguo a través de un estudio cuidadoso de los materiales a emplear y de los lugares a emplazar.
Recordemos que las cicatrices se forman para sanar las heridas de la piel. Y en la intervención de los edificios patrimoniales sus cicatrices y original materialidad son parte de su historia… Cualidades que deben ser respetadas. ya que“…la pátina en arquitectura, es signo del tiempo y testimonio de la vida y de la autenticidad de la obra; en definitiva, como señal de civilización, aunque, por encima de todo es belleza: Es en esa dorada pátina del tiempo donde debemos buscar la verdadera luz, color y preciosidad de la arquitectura” (John Ruskin).
Referencias:
Otra arquitectura es posible, Reflexiones sobre un clasicismo contemporáneo; “Pieles y envolventes arquitectónicas: Alberto Campo Baeza y la Catedral de Zamora”, 22-07-2011.
Juhani Pallasmaa; “La mano que piensa”, 2022.
IDEM; “Los ojos de la piel”, 1996.
Francisco de Gracia; “Construir en lo construido”, 2001.
Deleuze / Guattari; “Mil mesetas: Capitalismo y esquizofrenia”, 1980.
Joaquín Guzmán, culturaplaza; “La fascinante huella del tiempo”, 27-09-2015.
La analogía de las cicatrices es ideada por la Arquitecta Gabriela Torres Balarezo.
La revisión de estilo y varias precisiones conceptuales corresponden a Olga Jaramillo Medina.
Jorge Carrera Andrade; “Microgramas”, 1926.
Varias páginas de Internet.
La imagen que acompaña el texto corresponde al edificio “Parque Biblioteca España” (2007), Medellín, Colombia, diseñado por el arquitecto barranquillero Giancarlo Mazzanti. Su piel está conformada por una membrana metálica articulada que se auto soporta y arma con paneles ligeros enchapados en pizarra.
Al igual que la luna el artista de la cerámica tiene una cara oculta: su vena de buen arquitecto para ornamentar espacios con significación (A su retorno de los años de estudio en Madrid y Londres se incorporó a la oficina de arquitectos CONAR para colaborar en trabajos de interiorismo). Y ese lado oculto se revela sutilmente en sus obras de dos y tres dimensiones, respectivamente: el mural y el gigante conjunto escultórico. Mural como perteneciente o relativo al muro significativo; y escultura, como el arte tridimensional, así advertido por Baudelaire, porque el observador da vueltas en torno a estas obras.
Vega (Cuenca, Ecuador, 1938) ha creado murales en la arquitectura y esculturas en el paisaje urbano de muchas ciudades con arcilla cocida de rústica firmeza, como lienzos de trazos y colores para el presente, el futuro y la memoria. Son formas cargadas de profundidad indígena, paisajismo y figurativismo andino y un mundo mágico de color para plasmar conceptos.
Sus murales y esculturas son álgebra infinita de fragmentos, con placas de colores terrígenos exacerbando los relieves. La quema que actúa a modo de pátina se liga al muro y a la escultura para formar no solo una simple decoración, sino un solo cuerpo. Agréguese el lenguaje simbólico con un alto valor sígnico que hace que las obras se identifiquen con nuestra realidad mestiza.
Se puede ensayar una arqueología del color. Por ejemplo, el carmesí es el tinte conseguido a partir de la kermesse lidia, el púrpura se obtiene machacando cefalópodos fenicios. O averiguar la evolución de sus nombres y significados: el amarillo se identifica con la medicina clásica, el azul y oro fueron el símbolo de las cruzadas cristianas en contraposición con el mundo islámico de verdes y azules. No hay colores puros, hay vicisitudes de colores porque cada uno tiene su historia que contar. Los colores industriales, en cambio, tienen un uso puramente técnico y mercantilista, ofrecen una paleta de miles de tonalidades, tales como el amarillo Kodak, el verde Fuji, o el rosado Barbie.
Vega en sus murales y esculturas otorga significado a los colores, cuenta nuestra historia y da forma al color ferruginoso. Crea una ontología de color. El ferruginoso es su contenido y el café telúrico su identidad lograda universalizando lo que somos. Pone enfrente el sentido trascendental de lo prehispánico. Resucita esencias pérdidas para alcanzar un carácter propio con diversidad y unidad.
Su constancia se sintetiza en un amalgama de módulos texturados que sustancian una rica dialéctica: lo antiguo aborigen y lo nuevo creado. Arranca de lo primero la mismidad sagrada y de lo segundo la fuerza poética. Son temporalidades matéricas que conviven comprometidas con la verdad andina. Son obras que transfiguran valores, que muestran el ente andino en su patencia.
Su propuesta pública corresponde al arte urbano de esculturas gigantes de hormigón denominadas Tótems: “Pilares cósmicos” o puntales que sostienen el cielo, que a su vez enlazan la comunicación entre el cosmos y la tierra. Sobre estos “menhires megalíticos” se adhiere, a manera de mosaico, placas esmaltadas de cerámica con formas abstractas que evocan figuras andinas. Se emplazan en sitios estratégicos de las ciudades como piropos estéticos en la cotidianidad urbana para estimular el pensamiento, la imaginación y la sensibilidad de los ciudadanos. (*).
“Todo pueblo – explica el artista – desea trascender lo humano…. Me causan fascinación los tótems de madera que aún encontramos en las culturas de los indígenas (Inuit) del Canadá. Me inspiré en ellos”.
Vega también brilla en la cerámica artística con finísimas piezas de uso cotidiano: bandejas, placas, azulejos, salpicaderos, mosaicos (superficies planas), jarros, tazas, vasos, copas, floreros, macetas, lavamanos (superficies convexas) y una variedad inimaginable de figuras zoomorfas (pequeñas esculturas) con ricas ornamentaciones.
Su inspiración para la elaboración de las piezas está en los coloridos tesoros de la naturaleza, como plantas, animales, bosques, ríos y montañas. Y su habilidad para trabajar la cerámica radica en el sutil manejo de la plasticidad del material. Para Vega el beneficio de trabajar con cerámica consiste en aprovechar la plasticidad del barro para crear una pieza tridimensional, lo cual no ocurre cuando solo se dibuja o pinta.
Sus piezas hechas a mano, con el procedimiento técnico propio de su Hogar / Galería / Taller artesanal de cerámica ubicado en el mirador de Turi (moldear, tornear y hornear), han alcanzado tal grado de estilización y canon estético, que difieren de los objetos utilitarios anclados en la pura funcionalidad y que regularmente son fabricados en serie. Por ejemplo, “el ritual del café es una experiencia que sabe mejor en una taza de Vega…o encontrar la colección de Retamas la cual cuenta con distintas piezas para completar tus espacios”.
Vega siempre ha insistido en la naturaleza manual de su obra: “Las ideas salen de la cabeza para ir a la mano, que toma el lápiz para realizar el diseño. Así que los visitantes se topan con piezas que no vienen de la industria, sino del artesano, son arte”. Y desde el inicio de su labor artística, hace más de 50 años, se ha lucido creando piezas de uso cotidiano y presentando murales y esculturas en diversos escenarios del mundo.
La Insignia “Santa Ana de los Ríos de Cuenca” que entregará la Municipalidad de Cuenca al gran maestro de la cerámica ecuatoriana este 12 de abril, es el gesto simbólico de reconocimiento más alto por su labor trascendental artística y por las múltiples actividades culturales, políticas y empresariales de las que se ha ocupado en su calidad de pionero de las artes y de la industria cerámica en el País (Artesa Cía. Ltda.) Ha sido además cofundador de “Acción Cívica” (una suerte de veeduría ciudadana para valorar el patrimonio material e inmaterial de la cual fue su primer presidente); gestor cultural (como los sueños compartidos con su compañera Alexandra Kennedy en la Fundación Paúl Rivet, la ONG cultural más importante del Ecuador en los años 80 y 90); primer director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural para el Austro, concejal y vicealcalde de Cuenca.
Amables lectores, brindemos un buen vino servido en copas de “Cerámica Vega” con acabados en colores muted aqua, descubriendo la elegancia en cada sorbo, por la entrega de la mayor insignia al gran maestro de la cerámica ecuatoriana.
Salud, salud…
(*)
Recordemos que antiguamente el piropo era una variedad de granete de color rojo fuego, muy apreciada como piedra fina. Tanto Calderón como Quevedo la usaron figuradamente como metáfora de decir palabras bonitas y con este significado pasó al diccionario en 1843. Después, el verbo piropear fue admitido en 1925.
Referencias:
Vega Galería / Taller; 23-10-2023.
EL COMERCIO; “Eduardo Vega: toda la vida fui un observador de la naturaleza”, 08- 06-2021.
BASILISCO, Revista de materialismo filosófico, N° 55, pp. 23-33, Tomás García López; “Filosofíade la Cerámica: cuatro apuntes sobre Estética y Filosofía del Arte”, 02-10-2020.
EL UNIVERSO; “El arte de los Vega brilla en la cerámica”, 16-06-2019.
Alexandra Kennedy – Cristóbal Zapata; “el alma de la tierra”, Eduardo Vega y la cerámica en el Ecuador, 2012.
Varias páginas Internet.
La imagen que acompaña al texto corresponde a “Los tótems”, conjunto escultórico en hormigón y cerámica esmaltada, 1991, Avs. Remigio Crespo y Unidad Nacional, Cuenca. Imagen tomada del libro “el alma de la Tierra”.
El universo es su origen, su matriz, su lugar de nacimiento y el destino insondable. Su apellido es Estrella. Su vida fue una peregrinación que la marcó con ética y poética. Con el cultivo exterior de los sentidos y el sentido interior del cultivo. Con una sencilla ejemplaridad y dignidad.
Siguiendo al filósofo Javier Gomá, la ejemplaridad de una persona como Simón merece este contundente axioma: vivió de tal forma que su muerte temprana resultó injusta.
Y su dignidad, en clave socrática, se conducía en favor de lo bello, de lo bueno y de lo justo.
En torno a la dignidad y la injusticia humana, Kant decía que existen cosas que tienen dignidad y otras que tienen precio. Lo propio de la dignidad es lo humano y lo propio del precio es el objeto. Simón siempre con sabiduría sostenía con entereza que el peor delito que puede existir en una persona, o en la profesión de la arquitectura, es la cosificación y la mercantilización de la dignidad.
Siguió con pasión el lema Valeryano del molusco: “uno debería vivir para construir su casa, y no su casa para vivir en ella”. Se refería al pensamiento de la construcción humana permanente en todos los sentidos – incluida la arquitectura – teniendo como referencia la aproximación asintótica, utópica, del concepto griego de entelequia, de la siempre inalcanzable meta de la perfección del ser personal y colectivo.
Como académico crítico investigaba la dura realidad de la vida y sin embargo, pese a todo, siempre no dejaba de soñar con sus alumnos con ideales mayores. Por eso mismo, a más de ser inteligente, porque conocía bien los medios para conseguir los fines, fue además sabio, porque conocía los fines que merecían la pena.
¿Cómo perdurará nuestro querido compañero Simón? Su sencilla ejemplaridad merece ser recordada. Y su arte de cómo vivió con ética y poética será su memoria.